Mónica Delta,[email protected]
Pero a raíz de comentarios “estilo chanfainita, con harto ají”, quedó muy claro que la tolerancia no es una de nuestras virtudes, ni mucho menos. Esta batalla verbal terminó por indigestarnos, por lo menos a mí. El otro debate que también me provocó una ‘tremenda acidez’ fue el que se generó entre el expresidente Toledo y los fujimoristas, con Kenji a la cabeza, para implantar el ‘día de la lucha contra el terrorismo’. La discusión quiso poner la disyuntiva de que si el 3 de abril, fecha en la que un sanguinario Sendero masacró a 69 campesinos o el 12 de setiembre, día de la captura de Abimael Guzmán, debía tener un significado especial y oficial de recordación. Ni lo uno, ni lo otro. Me queda claro que hubo mucho de oportunismo político en la propuesta ‘peruposibilista’ y otro tanto de respuesta política, que va más allá de la intención de una efemérides, de parte de los seguidores de Alberto Fujimori. Existe ya un día para recordar la barbarie y la destrucción generada por la insanía terrorista y, desde mi punto de vista, lo que deberíamos emprender es una campaña unitaria, que transmita, a los que no vivieron los años de terror, la verdadera historia para que estos ‘lobos vestidos de ovejas” no sigan “embaucando” a los más jóvenes ni a los despistados.
La ‘cerecita de la torta’ estuvo al sur, donde la primera dama, demostrando reflejos políticos en una actividad pública en Ica, evitó una verdadera “intoxicación partidaria” al eludir ‘olímpicamente’ a la suspendida congresista ‘robacable’, quien prácticamente se le abalanzó en un intento de “ganarse una fotito” con la esposa del presidente. Sin perder la sonrisa, Nadine le volteó la cara y parece que pensó: ‘Si te he visto, no me acuerdo”. Así es la política, Celia.