Tabla de contenido
Toledo Manrique postuló en cinco oportunidades a la Presidencia de la República. Solo en una oportunidad fue elegido: en el 2001, tras la caída de Alberto Fujimori, se impuso al exmandatario Alan García en el balotaje. Y así comenzó un gobierno que- de acuerdo a los testimonios de sus exministros y ex colaboradores- estuvo marcado no solo por “la estabilidad económica”, sino también por la corrupción y “excesos personales”.
David Waisman- excongresista de Perú Posible y ex segundo vicepresidente de la República-consideró que “es realmente dramático y desolador” que un político que en su momento representó a la lucha anticorrupción y al antifujimorismo vaya a terminar en una celda cercana a la del sentenciado expresidente Fujimori en el penal de Barbadillo.
“Es triste el presente de Toledo. Particularmente, estoy feliz de que lo puedan traer, porque es aquí donde debe rendir cuentas. En el 2017 [poco antes de que se revele que habrá recibido coimas de empresas brasileñas], prácticamente se fugó”, manifestó a El Comercio.
“Una ambulancia” para estabilizarlo
Tras la renuncia de Raúl Diez Canseco a la primera vicepresidencia de la República, tras el escándalo por una denuncia periodística, donde se le acusó de haber favorecido con exoneraciones tributaria al padre de su actual esposa, Waisman quedó como el único “seguro” de Toledo Manrique. El exparlamentario se quedaba como encargado del Despacho Presidencial cada vez que “el chacano” salía del país.
“En una ocasión, cuando se celebraba el aniversario de la Marina, yo iba al Callao en el auto de la Presidencia, cuando de repente observo que detrás nos venía siguiendo una van. Le pedí al chofer que pare para saber qué es lo que sucedía. En la van iban unos médicos que le prestaban asistencia a Toledo”, contó el ex segundo vicepresidente.
“Al momento de que les pregunto por qué me seguían, me dijeron que se habían equivocado, que pensaban que quien iba en el auto era el presidente. Y que al señor Toledo antes de llegar a cualquier actividad, ellos le daban atención, le ponían un inyectable para que se pudiera sobreponer. Eso me causo risa, pero también tristeza”, añadió.
Waisman supone hoy, tras haber escuchado a otros exministros, como Carlos Bruce, apuntar que el ex jefe de Estado “tenía mucha afición por el trago”, que Toledo en algunas oportunidades se pasaba de copas, sin importar si debía cumplir una actividad oficial después.
LEE TAMBIÉN: Martha Huatay fugó del país en pleno proceso por Caso Tarata: Fiscalía pide prisión preventiva
El excongresista recordó que la relación con el expresidente alcanzó un momento de mayor tensión, cuando el Partido Aprista evaluaba su vacancia o suspensión del cargo, a mediados de 2005.
“Cuando un sector del Congreso sopesaba si lo destituía o no, la relación se volvió casi insostenible. Esto a pesar de que yo fui su principal defensor para que no se dé la vacancia, yo no tenía la intención de asumir la Presidencia, un cambio de presidente a tan poco del término del mandato iba a provocar inestabilidad”, remarcó.
Waisman señaló que Toledo fue “mal aconsejado” por sus entonces ministros, quienes vieron en él una amenaza. “Después del gobierno nunca más lo volví a ver, decidí apartarme de él y de su gente […] Yo estoy evaluando ir a recibirlo al aeropuerto para decirle en su cara lo que siento, yo soy una de las personas más honestas que había en Perú Posible, y él nos traicionó”, acotó.
El valor de la verdad de Bruce
Este Diario se comunicó con el actual alcalde de Surco, Carlos Bruce, quien hasta el 2011 fue cercano a Toledo. No obstante, se excusó de brindar declaraciones sobre la situación del expresidente.
En febrero de 2016, en el marco de su campaña al Congreso por Peruanos por el Kambio, Bruce dijo que, en diferentes oportunidades, se llevaron al ex jefe de Estado cargado, luego de “sus borracheras”.
“Sí, y para eso estaban los edecanes [para cargarlo]. Tenía buena cabeza, no sé por qué él tenía mucha afición por el trago […] No era de [decir] ‘o solo [whisky] etiqueta azul o nada’, ojalá hubiera sido así, le daba por épocas, a veces vodka, a veces pisco. Cuando regresó de Estados Unidos, después de ser presidente, ya no tomaba whisky, solo vino”, manifestó entonces el exministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento.
En el programa “El valor de la verdad”, el exparlamentario, después, esbozó un argumento para justificar la aparente dependencia de Toledo al alcohol, en el sentido, de que el cargo del presidente “es muy solitario”. “Es complicado, no le puedes contar nada a nadie, porque si no se filtra, muchas veces tienen que tomar decisiones solo”, agregó.
Al ser preguntado sobre si Toledo llegó ebrio a alguna inauguración, ‘Techito’ respondió que “algo así pasó”, pero evitó brindar mayores detalles.
LEE TAMBIÉN: La calle está cansada. Crónica de Fernando Vivas sobre las protestas que decrecen
Bruce, en el mismo programa, dijo que el ex jefe de Estado sí había tenido un romance con Lady Bardales, agente de la Policía que era parte de la escolta presidencial.
El exministro contó que en una visita de Estado a Chile, Toledo lo utilizó para salir de su habitación, donde estaba la entonces primera dama Eliane Karp.
“Le dijo ‘Eliane me voy con Carlos a una reunión’, y cuando subimos al ascensor del hotel, él estaba en el piso 21 y el ascensor para en el 16, ahí me dice, ‘Carlos hablamos más tarde, chau’, y se bajó. Cuando bajé al lobby pregunté qué hay en el piso 16 y me dicen que ahí se alojaba toda la escolta del presidente”, relató.
La hora Cabana y el avión parrandero
Fuentes cercanas al gobierno peruposibilista indicaron que las tardanzas de Toledo a los actos protocolares, entre ellos la inauguración de obras y entrega de viviendas sociales, “llegaron a generar incomodidad” en algunos ministros. Uno de ellos Bruce, quien debía improvisar recorridos en los proyectos para la prensa, mientras esperaban al expresidente.
“Los ministros llegaban temprano, pero el exmandatario casi nunca lo hacía, Bruce tenía que mostrar las casas, aunque al final eso lo llegó a favorecer, porque se hizo conocido ante los medios”, señalaron.
Las mismas fuentes señalaron que las mentiras a las que incurría Toledo también eran un motivo de discrepancias dentro de Perú Posible.
“En la campaña de 2001 dijo que su madre había fallecido en el terremoto de 1970, cuando eso no era verdad, la verdad no sé por qué lo dijo, quizás intentó extrapolar un sentimiento a su favor, que la gente le tenga pena y se apiade de él, fue un error”, expresaron.
LEE TAMBIÉN: AP ahora se opone al adelanto de elecciones ¿Cuáles serían las consecuencias de su decisión?
Otras fuentes de la administración toledista indicaron que, si bien un sector de la prensa habló de “un avión parrandero”, a raíz de que el embajador peruano Manuel Cacho Sousa subió al avión presidencial en estado etílico durante un viaje de Málaga a Madrid, en una visita oficial del expresidente a España, en realidad en la aeronave no hubo excesos.
“El avión no era una chiva colombiana, donde te dan trago y bailas. En realidad, lo que pasó es que un embajador se paso de copas y empezó a cantar ‘pásame la botella’, estaba alegre y los periodistas se dieron cuenta de esto”, señalaron.
Fuentes cercanas al expresidente señalaron que durante su gobierno tuvo tres círculos de confianza, uno era el conformado por “los ancashinos”, entre ellos los excongresistas Jesús Alvarado Hidalgo y Marcial Ayaipoma y del ex dirigente de Perú Posible Roberto Rojas. “Este grupo era un poco espirituoso, con ellos se aislaba”, manifestaron.
El segundo grupo era conformado por Karp, el hoy fallecido empresario Josef Maiman y Avraham Dan On. “Ellos sabían lo de los sobornos de Odebrecht, al punto que Maiman lo delató y dio a la fiscalía la ruta del dinero”, señalaron.
LEE TAMBIÉN: Freddy Díaz: Desde la denuncia por violación sexual a la prisión preventiva del excongresista | Cronología
Y el último conjunto era el ministerial, donde estaban Eduardo Ferrero, Pedro Pablo Kuczynski, Juan Sheput, Carlos Bruce, entre otros. Este fue su soporte para gobernar.
“No es el avión parrandero el evento que marcó a Toledo, sino las imágenes donde se le ven en una fiesta servirse el hielo con la mano para un whisky. Eso le dio la connotación ante la opinión pública de ser una persona vinculada al alcohol. Eso le hizo mucho daño al gobierno, sus enemigos se aprovecharon de esa imagen”, sostuvieron.
Juan Sheput- ministro de Trabajo y asesor presidencial durante el gobierno de Perú Posible- indicó que una vez que Toledo sea extraditado al Perú, este debe buscar su reivindicación. ¿Cómo? “Aportando toda la verdad para que este caso emblemático de corrupción, como lo son los sobornos de Odebrecht, se resuelva. Que dé toda la información necesaria para evitar que esto se repita a futuro”, dijo.
El exparlamentario remarcó que más allá de los excesos personales de Toledo y de los actos de corrupción que en la actualidad se le conocen, el gobierno chacano sí tuvo aspectos positivos, como el impulso de los tratados de libre comercio, la estabilidad económica y el restablecimiento de la democracia.
“Nadie le puede negar que supo conformar grandes equipos ministeriales que sacaron al país de la crisis económica y social que dejó Fujimori”, sostuvo.
Toledo, de acuerdo al Ministerio Público habría recibido un soborno de US$32 millones de la constructora brasileña Odebrecht por los tramos II y III de la carretera Interoceánica Sur. Ni bien pise el país deberá cumplir 18 meses de prisión preventiva que pesa sobre él desde febrero de 2017, orden que no se había podido ejecutar ante su ausencia.
De liderar la marcha de Los Cuatro Suyos, Toledo que se autodenominó como abanderado de la democracia pasará a ser un expresidente más que probablemente pise, como reo, el penal de Barbadillo.