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Tales medidas punitivas permiten a Washington “penalizar a entidades con sede en el extranjero por hacer negocios con entidades rusas sancionadas”, explica el medio.
Algunos aliados y socios estadounidenses consideran que las llamadas “sanciones secundarias” impuestas por EE.UU. en relación con Rusia son un abuso de los poderes de Washington, informó Politico este sábado citando a sus fuentes.
El medio recuerda que EE.UU. “tiene un largo historial de imposición de sanciones económicas a entidades extranjeras” y que, debido al extendido uso del dólar en las transacciones internacionales, “el alcance de Washington es amplio“. “Los infractores se enfrentan potencialmente a cargos penales, elevadas multas y congelación de activos”, explica.
Aparte de rastrear a “los infractores” mediante una gama de recursos, leyes y órganos gubernamentales, el Gobierno estadounidense también se dedica a bloquear el acceso a soluciones alternativas. “Washington recurre cada vez más a ‘sanciones secundarias’. Esto permite a Estados Unidos penalizar a entidades con sede en el extranjero por hacer negocios con entidades rusas sancionadas”, indica el periódico.
En diciembre de 2023, el presidente del país norteamericano, Joe Biden, emitió un decreto con el que, entre otras acciones, podría impedir que los bancos extranjeros accedan al sistema financiero estadounidense si mantienen negocios con el complejo militar-industrial ruso.
Asimismo, este viernes EE.UU. anunció penalizaciones adicionales contra 26 entidades en 11 países, incluidos China, Serbia, Emiratos Árabes Unidos y Liechtenstein. En este contexto, “algunos aliados de EE.UU. consideran que las sanciones secundarias son una extralimitación de la autoridad de Washington, ya que podrían afectar a terceros no sujetos a sanciones“, aseguran los autores del artículo.
Las sanciones no logran debilitar a Rusia
Desde que Moscú inició su operativo militar en Ucrania, “Rusia se ha enfrentado a una serie histórica de sanciones” introducidas en su contra por Washington, la Unión Europea y sus aliados, la mayoría de ellas dirigidas a desestabilizar el país tanto a nivel económico como político.
No obstante, dos años después de que estallara el conflicto entre Moscú y Kiev, “la economía rusa se ha recuperado“. “Sus fábricas están funcionando, sus ventas de petróleo y gas son relativamente fuertes”, al mismo tiempo que el presidente Vladímir Putin permanece “firmemente a cargo del Kremlin, a pesar de las esperanzas de que la élite rusa se volviera contra él a medida que creciera la presión económica”, dice el medio.
Los autores consideran que la inutilidad de las sanciones puede deberse a que los países que imponen restricciones contra Moscú “no siempre tienen el mismo enfoque, finanzas o reglas, lo que hace que la aplicación de la ley sea desigual entre los aliados“.
Por otro lado, también existe el factor político. “Es difícil para un Gobierno presionar a otro para que deje de comprar productos rusos si necesita la cooperación de ese país en otros frentes. Washington no quiere presionar a un socio potencial contra China como la India; Bruselas no quiere alienar a Turquía en Oriente Medio”, afirman.
¿Qué pasa con el precio del petróleo?
Occidente tampoco ha logrado mantener bajo presión el petróleo y el gas rusos. El 5 de diciembre de 2022 entró en vigor un tope al precio del crudo ruso de 60 dólares por barril establecido por el G7, la Unión Europea y Australia.
“La medida fue diseñada para obligar a Moscú a mantener el flujo de combustibles fósiles, garantizando que el mercado energético mundial se mantuviera estable y al mismo tiempo garantizando que el país ganara sustancialmente menos con ellos“, comunica el periódico.
Sin embargo, el efecto de la restricción no ha hecho más que disminuir. En los últimos seis meses el precio del petróleo ruso ha aumentado a aproximadamente 70-80 dólares por barril pese a las expectativas occidentales. De acuerdo con los analistas, hoy en día “prácticamente ningún barril de crudo ruso se vende por debajo del precio máximo del petróleo de 60 dólares”.