Por sexto día consecutivo, el Reino Unido arde en llamas de la violencia, alentada por los grupos de la extrema derecha que quieren el fin a la llegada de barcos con migrantes.
Los disturbios han dado lugar a una violencia jamás vista en años. El primer ministro Keir Starmer anunció mano dura contra lo que llamó el “matonismo de extrema derecha”.
El caos está por todos los lados. Ciudades como Midddlesbrough, Bolton, Hull and Weymouth, Dorset, Manchester, Southport, Belfast, y Hartlepool entre otras, han visto escenarios de vandalismo que Inglaterra no conocía desde hace 13 años. La indignación de los manifestantes va dirigida contra los migrantes. En Rotherham, en el norte de Inglaterra, los manifestantes con máscaras rompieron varias ventanas de un hotel empleado para acoger a solicitantes de asilo.
Los disturbios estallaron en Southport el martes por la noche, tras un ataque con cuchillo que mató a tres niñas. Los rumores difundidos por influencers de extrema derecha, indicaron que el agresor es un musulmán de origen ruandés. Los indignados piden que el Gobierno frene la llega da de barcos de inmigrantes.
Las violentas movilizaciones han dejado varios agentes de la policía heridos. Al menos 150 personas han sido detenidas en los disturbios. Unas 10 mezquitas han sido objeto de ataques y amenazas. El primer ministro británico, Keir Starmer, asegura que lo que ocurre en las calles no es protesta. Es violencia, y promete mano dura contra los violentos.
A la par de las marchas antimigración, crecen las movilizaciones de los grupos antirracistas que denuncian el clima de terror entre la población migrante.
La Policía culpa a seguidores y organizaciones asociadas a la disuelta Liga de Defensa Inglesa, una organización anti islámica fundada hace 15 años cuyos seguidores estaban vinculados al fanatismo violento en el fútbol y que ahora se va expandiendo en la red social X para la difusión de desinformación peligrosa y la promoción de las protestas. Las comunidades minoritarias se sienten desprotegidas.
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