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Las fuerzas rusas, a pesar de las actividades de Kiev en la provincia de Kursk, obtuvieron aún más éxito en direcciones clave, logrando liberar a principios de octubre la ciudad de Ugledar, una de las ‘fortificaciones’ más importantes de las FF.AA. de Ucrania en la República Popular de Donetsk y foco de duros combates a lo largo del mes.
Hace dos meses, el 6 de agosto, Ucrania empezó su operación transfronteriza en la provincia rusa de Kursk. Según el último informe del Ministerio de Defensa de Rusia, las pérdidas totales de Ucrania en la provincia de Kursk ascendieron a 21.000 efectivos. Además, en estos dos meses, el régimen de Kiev ha perdido en la región 136 tanques, 66 vehículos de combate de infantería, 98 transportes blindados de personal y 888 vehículos blindados resistentes a minas y emboscadas. De acuerdo con varios expertos y medios internacionales, la “campaña más audaz” de Kiev no tuvo éxito para el líder del régimen ucraniano, Vladímir Zelenski, ni para su gobierno.
Los objetivos de la incursión
Tan pronto como se inició la operación de Kiev, el asesor de Zelenski, Mijaíl Podoliak, declaró que la incursión de las tropas ucranianas fue necesaria para intimidar a la población rusa y poner a Ucrania en una posición más favorable en las negociaciones de paz. “¿Será positivo si añade pérdidas adicionales a Rusia? Sí, por supuesto. Si aumenta el coste de la guerra en términos cuantitativos directos: más vehículos blindados destruidos, pérdida de territorio ruso, pérdida de personas, en mayor número, afectará a la forma en que perciben su guerra, por supuesto”, aclaró Podoliak en ese entonces.
A su vez, el líder del régimen de Kiev aseguró a finales de agosto que su ‘plan de victoria’ también incluía la ofensiva en la región rusa y reiteró en varias ocasiones que se prevía “mantener” indefinidamente el territorio ruso ocupado por las tropas ucranianas, subrayando que la incursión solamente fue “un ataque preventivo“.
Mientras, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, enfatizó a principios de septiembre que, en medio de operaciones exitosas de las Fuerzas Armadas de Rusia, Kiev emprendió una incursión con el objetivo de prolongar aún más las hostilidades y detener la ofensiva rusa en las principales direcciones de Donbass. En este sentido también subrayó que Kiev no había logrado ninguno de sus objetivos.
Entre otros objetivos del régimen de Kiev, recoge Le Monde, también se ve destacada la idea de “defenderse al establecer una zona de amortiguación” a lo largo de la frontera del lado ruso “para limitar” los ataques contra la provincia de Járkov.
“Сreciente presión”
No obstante, ya a finales de agosto, el excomandante en jefe en las FF.AA. de Ucrania, Alexánder Syrski, expresó que las tropas de Kiev no habían logrado cumplir uno de sus principales objetivos en la provincia de Kursk: “desviar” una gran cantidad de las tropas rusas de las direcciones del frente clave, incluidas las de Krasnoarmeisk (Pokrovsk en ucraniano) y Kurájovo en la República Popular de Donetsk.
De igual manera, los expertos del proucraniano Conflict Intelligence Team (CIT, por sus siglas en inglés), una organización de investigación centrada en el conflicto entre Moscú y Kiev, indicaron que la incursión ucraniana no hizo que Rusia transfiriera fuerzas de las direcciones del frente clave. Además, de acuerdo con sus estimaciones, frente a las previsiones, a la provincia de Kursk fueron trasladadas tropas de las “direcciones secundarias”, por lo tanto, “la incursión no tuvo su efecto en cuanto a la desaceleración de la ofensiva rusa en la región de Donetsk”.
Por otro lado, dos meses después de que las tropas ucranianas emprendieran su incursión, la operación se ha convertido solamente en “una serie de batallas más pequeñas para hacer frente a los contraataques rusos”, opinó Mick Ryan, general australiano en retiro, quien también indicó que la campaña que se realiza por Kiev “está consumiendo valiosas formaciones de combate y recursos [del país]”.
Mientras, las fuerzas rusas, a pesar de las actividades de Kiev en la provincia de Kursk, obtuvieron aún más éxito en direcciones clave, logrando liberar a principios de octubre la ciudad de Ugledar, una de las ‘fortificaciones’ más importantes de las FF.AA. de Ucrania en la República Popular de Donetsk y foco de duros combates a lo largo del mes. El Mando Operativo Jórtitsa comunicó que los ataques de flanco realizados por el Ejército ruso “agotaron la defensa de las FF.AA. de Ucrania”, tras lo cual se generó “una amenaza de cerco”. Según los investigadores del Instituto para el Estudio de la Guerra en Washington (EE.UU.), la liberación de Ugledar por parte de Rusia es “una señal de la creciente presión” sobre el principal frente oriental de Ucrania.
¿Cuáles son las perspectivas?
De acuerdo con varios expertos de guerra, la incursión ahora tiende a deshacerse de sus objetivos tácticos, cambiándolos a los políticos, y es necesaria para demostrar a los aliados occidentales de Ucrania que el régimen de Kiev todavía es capaz de mantenerse en territorio ocupado. No obstante, si bien la incursión transfronteriza levantó al principio la moral de efectivos ucranianos, también puso a prueba aún más los recursos de combate del país, ya que algunas de sus tropas con más experiencia fueron desviadas de Donbass a la provincia de Kursk, recoge The New York Times.
En paralelo, el experto de guerra y exfuncionario del Servicio de Seguridad de Ucrania, Iván Stupak, comentó que mientras el Ejército ucraniano sufre grandes pérdidas en la provincia de Kursk entre sus mejores fuerzas, “no hay logros algunos” debido a la resistencia de las fuerzas rusas. “Me gustaría creer que [Zelenski] tiene una idea clara de cuánto tiempo debemos permanecer allí, qué mantener, adónde retirarnos o, por el contrario, dónde emprender acciones ofensivas”, dijo, agregando que la permanencia de Kiev en territorio ruso tiene “un objetivo exclusivamente político“.
“Estamos aquí porque todavía tenemos las capacidades. Nadie sabe cuántas de estas capacidades tenemos. Necesitamos invertir constantemente gente, equipos y municiones allí”, enfatizó Stupak. Sin embargo, según señalan desde el CIT, a medida que empeoren las condiciones meteorológicas, la situación dependerá también de las capacidades de la aviación, la artillería y las fuerzas de reconocimiento de cada país.
Ante tal situación, en medio de los avances de las fuerzas rusas, en Occidente y Ucrania “está cambiando el estado de ánimo” con respecto a la solución del conflicto a través de negociaciones y no tienen confianza en que puedan derrotar a las fuerzas rusas. Asimismo, se hace hincapié en que “las perspectivas de Ucrania se ven ensombrecidas, sobre todo, por el peligro de que Donald Trump gane las elecciones estadounidenses del mes que viene y busque un rápido fin” del conflicto.