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Una investigación determinó que el niño probablemente murió por negligencia en manos de sus padres adoptivos.
Los investigadores de Wisconsin, EE.UU., resolvieron un caso inconcluso sobre la muerte de un niño de 7 años, que fue encontrado en una alcantarilla en 1959, anunció la Oficina del Sheriff, del condado de Ozaukee, en sus redes sociales.
Después de 65 años, las autoridades revelaron que el cuerpo hallado pertenecía a Chester Alfred Breiney, que fue torturado y asesinado por sus padres adoptivos en Wisconsin. A través de pruebas de genealogía, se determinó la procedencia de los restos. El ADN del cráneo del niño arrojó varias coincidencias con la familia Breiney, en especial con el de su madre biológica, que falleció en 2001.
Según los registros, Chester nació en 1952 y poco después fue admitido en el orfanato Good Will Farm, lugar que le asignó un hogar el 24 de marzo de 1955 con sus nuevos padres adoptivos William e Hilja Jutila, que le cambiaron el nombre a Markku Jutila.
Poco después, el niño desapareció. Tras las denuncias de los familiares de la pareja por el paradero de su hijo adoptivo, los Jutila fueron arrestados el 28 de marzo de 1966. Sin embargo, más tarde se desestimaron los cargos penales por la ausencia de pruebas para relacionar el cuerpo hallado con el de Chester.
La muerte de Chester
Durante las evaluaciones psiquiátricas, los Jutila afirmaron que su hijo había estado enfermo durante varios días antes de que lo encontraran muerto en su habitación. Alegaron que tenían miedo de lo sucedido y tomaron la decisión de dejar su hogar para irse a otra ciudad, abandonando al niño al costado de la carretera en el camino. Posteriormente, la madre confesó haber golpeado físicamente a su hijo hasta matarlo.
Una nueva investigación determinó que el niño probablemente murió por negligencia, podría haber sufrido raquitismo, y tenía una fractura curada en las costillas.
El caso permaneció intacto hasta 2023, cuando los funcionarios del Departamento de Justicia de Wisconsin y el laboratorio criminalístico estatal investigaron los restos del niño y lograron establecer su identidad.
Los Jutila murieron en 1988, por lo tanto, el caso está cerrado. “Aunque nadie será procesado por la muerte de Chester Alfred Breiney, Chester ahora puede descansar en paz, ya que se conoce la verdad sobre su muerte. Ningún niño debería abandonar esta Tierra como lo hizo Chester”, concluye el comunicado.
