El presidente de Corea del Sur sobrevivió a una moción para destituirle gracias al boicot de diputados de su partido y en medio de protestas multitudinarias.
El mandatario Yoon Suk-yeol desató una crisis política el martes al declarar por sorpresa la ley marcial y ordenar el envío de tropas al parlamento, una medida que tuvo que abandonar unas horas después por el rechazo de los diputados.
Los partidos de oposición habían propuesto votar este sábado una moción para destituirle, para la que necesitaban una mayoría de dos tercios.
Sin embargo, casi todos los diputados del partido del presidente Yoon, el Partido del Poder Popular, abandonaron la Asamblea Nacional y condenaron la moción al fracaso. Por ende, el número de miembros que votaron no alcanzó la mayoría requerida de dos tercios.
El resultado decepcionó a las miles de personas que se manifestaban frente al parlamento en Seúl. Los manifestantes gritaron y lloraron de frustración cuando los diputados del partido del gobierno, abandonaron la cámara. Antes de la votación, Yoon, de 63 años, pidió disculpas por su decisión, pero aseguró que dejará que su partido decida su futuro, que según analistas, ya es un presidente políticamente muerto.
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