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El hombre, de 67 años, cumplió más de 20 años de condena en una prisión estadounidense, tras ser capturado en 1999.
La fecha del regreso a Colombia del capo de la droga Fabio Ochoa, quien cumplió más de dos décadas de condena en una cárcel de EE.UU., fue confirmada este lunes por el director de la Policía de Colombia, William Salamanca.
Ochoa arribará al país el próximo jueves en calidad de deportado. El hombre, de 67 años, es uno de los fundadores del desaparecido Cartel de Medellín, una organización dedicada al narcotráfico liderada por Pablo Escobar. Su detención ocurrió en Colombia, en 1999, durante un operativo coordinado por la CIA, recoge Semana.
Ochoa, quien perteneció al llamado Clan Ochoa, fue extraditado a EE.UU. en 2001 y en 2003 fue condenado a 30 años de prisión por tráfico de toneladas de cocaína, trata de personas, conspiración y delincuencia, refiere el citado medio. Sin embargo, su pena se redujo a 26 años debido a que colaboró con las autoridades, según El Tiempo.
El narcotraficante fue el segundo capo colombiano extraditado a EE.UU., luego de Carlos Enrique Lehder Rivas, en 1987.
Una vida delictiva
Ochoa se inició en el mundo delictivo en 1974, cuando ingresó medio kilo de cocaína a EE.UU. Ya en 1990 la cifra correspondía a 30 toneladas al mes.
En 1990, el hijo menor del empresario y narcotraficante, Fabio Ochoa Restrepo, se entregó a las autoridades colombianas a cambio de no ser extraditado y de que su condena fuera reducida, como parte de la política de sometimiento a la Justicia del entonces presidente César Gaviria. Así, estuvo en la cárcel hasta 1996, recoge Las Dos Orillas.
Un año después, en 1997, Ochoa se alió con el cartel mexicano Milenio y envió cocaína a EE.UU. desde Colombia y México hasta el momento de su captura, en 1999.
¿Qué viene ahora?
Cuando esté de regreso en su país, adelantó Salamanca, se realizará una reunión en la Fiscalía para analizar la situación jurídica de Ochoa, según El Colombiano.
Al respecto, el titular de Defensa, Iván Velásquez, recordó que el excapo debe respetar la legalidad al ingresar a su territorio.
