Alrededor de 200 hondureños partieron en caravana hacia Estados Unidos desde San Pedro Sula, ignorando las amenazas de deportación de Donald Trump al asumir.
En 2018 los hondureños fueron los primeros en iniciar las caravanas rumbo norte y ahora otra vez salen con sus vidas en unas mochilas y algunos alimentos. En la noche se reagrupan en una terminal de transporte en San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante de Honduras, a unos 180 km al norte de Tegucigalpa. Pretenden llegar a Estados Unidos, incluso acompañados de niños en una caminata de unos 120 km hasta la frontera con Guatemala, la primera escala de un largo camino en busca de oportunidades.
En 2024 fueron deportados más de 37 000 hondureños y unos 280 000 podrían serlo en 2025, son datos oficiales que no los detienen. Entre los factores que propician la decisión de migran resalta la falta de oportunidades de empleo, sumado a la violencia que desde hace décadas afecta a los hondureños por las actividades de pandillas irregulares y el cártel del narcotráfico.
Van confiados en Dios y en la fe de que se les puedan abrir nuevas puertas en Estados Unidos, donde viven cerca de dos millones de connacionales, la mayoría indocumentados, quienes ayudan a sostener la economía de Honduras aportando más del 25 % del PIB. Sin embargo, Trump hizo de la política migratoria uno de los temas dominantes de su campaña electoral y ha prometido deportaciones masivas en cuanto asuma el gobierno el 20 de enero.
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