El viceprimer ministro y ministro de Defensa de Polonia, Wladysław Kosiniak-Kamysz, afirmó que los polacos están “hartos” de los inmigrantes ucranianos en el país.
En una entrevista con el Financial Times (FT) el domingo, Kosiniak-Kamysz atribuyó este sentimiento, en parte, a que los jóvenes ucranianos en este país de la Unión Europea (UE) llevan una vida ostentosa en lugar de defender su patria.
El funcionario se refirió especialmente a los “jóvenes ucranianos que conducen los últimos coches o se alojan en hoteles de cinco estrellas” en el país de la UE.
“Por supuesto que hay cansancio en la sociedad polaca, y es comprensible especialmente cuando la gente aquí ve a jóvenes ucranianos conduciendo los coches de últimos modelo o alojándose en hoteles de cinco estrellas”, agregó.
Según estimaciones de la ONU, en Polonia residen actualmente casi un millón de ucranianos. Si bien Polonia abrió sus puertas a quienes huyeron del país vecino tras la escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania en febrero de 2022, la actitud de los polacos hacia los ucranianos se ha agriado un poco desde entonces.
En octubre 2024, el funcionario expresó críticas idénticas, argumentando que el hecho de que los jóvenes ucranianos hicieran alarde de su riqueza era una afrenta a los contribuyentes polacos, que contribuyen a la ayuda militar y financiera de Varsovia a Kiev.
Casi al mismo tiempo, el Centro de Investigación de Opinión Pública, realizó una encuesta que indicaba que alrededor del 67% de los ciudadanos polacos estaban a favor de deportar a los inmigrantes ucranianos varones a su país.
En noviembre de 2024, Kosiniak-Kamysz sugirió de manera similar que el líder ucraniano Vlodimir Zelensky tenía “mala memoria”.
Además, en referencia a una reciente disputa sobre la entrega de los aviones de combate MiG-29 polacos restantes, el jefe de defensa también sugirió el domingo que los líderes ucranianos harían bien en “recordar que cuando otros solo enviaban cascos, nosotros enviamos tanques”.
Un mes antes de eso, Kiev había criticado duramente a sus aliados de La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y a Polonia en particular, por no haberle proporcionado los aviones de guerra de la era soviética que había prometido. Varsovia aclaró que necesitaba los cazas MiG-29 restantes para garantizar su propia seguridad antes de que llegaran los F-35 estadounidenses que había ordenado.
En su entrevista al FT, Kosiniak-Kamysz también descartó el despliegue de fuerzas de paz polacas en Ucrania una vez que Kiev y Moscú sellen una tregua, pidiendo en cambio “una mayor distribución de la carga y diversificación dentro de la OTAN”.
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