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Cuando el sol no brilla y el viento no sopla, lo que mantiene el sistema energético a flote son recursos como el gas, cuyas reservas son cada vez más escasas en territorio británico.
El operador del mayor sitio de almacenamiento de gas del Reino Unido, la empresa energética Centrica, hizo saltar las alarmas el pasado viernes: los niveles de almacenamiento de ese vital recurso en el país son “preocupantemente bajos”, advirtió en un comunicado.
Además de un invierno más frío de lo habitual, se hizo sentir el duro impacto del cese de los suministros de gas ruso a través de Ucrania, al finalizar la validez de los correspondientes acuerdos, lo que deja al gigante gasístico Gazprom privado “de la posibilidad técnica y jurídica” de seguir suministrando el recurso energético a los países europeos.
La conjunción de los dos factores provocó la caída de los niveles de inventario de gas en todo el Reino Unido. Para el 9 de enero, las reservas del país estaban 26 % por debajo del inventario del mismo momento del año pasado, lo que indica que los sitios de almacenamiento se encontraban aproximadamente a la mitad de su capacidad. “Esto significa que el Reino Unido tiene almacenada menos de una semana de demanda de gas”, explicó Centrica.
Con una capacidad total de almacenamiento de gas que es alrededor de 10 % menor que la de Francia, Alemania o los Países Bajos, la advertencia de la empresa británica puso en evidencia la gravedad de la crisis energética que atraviesa el país. La situación se agudiza tras una fallida ‘prueba de fuego’ para el nuevo Operador Nacional del Sistema Energético (NESO, por sus siglas en inglés), que no logró garantizar un suministro estable ni accesible, dejando a consumidores y empresas expuestos a costos astronómicos en los próximos meses.
Como resultado, las tarifas industriales en Reino Unido son ahora las más altas del mundo, y sus empresas pagan casi cuatro veces más por la electricidad que las estadounidenses.
“El almacenamiento de energía es lo que mantiene las luces encendidas y los hogares calientes cuando el sol no brilla y el viento no sopla”, concluyó Chris O’Shea, director ejecutivo de Centrica, haciendo resaltar la importancia del gas como recurso energético infalible que, además, ofrecería a los británicos la posibilidad de ahorrar 100 libras esterlinas en las facturas de luz y gas de cada invierno.
El columnista de The Telegraph Tony Lodge fue más tajante, al recalcar que “una generación de políticas energéticas erróneas ha causado estragos entre los consumidores y el problema está empeorando, en contra de la creencia de Ed Miliband [ministro de Energía] de que la respuesta es dar prioridad a la energía eólica y solar frente a la nuclear y el gas”.
En su informe de previsión invernal, difundido en octubre, el Operador Nacional del Sistema Energético británico estimaba una demanda pico de energía de 44,4 gigavatios, pero la semana pasada esa cifra superó los 50 GW, lo que obligó a NESO a pagar sumas exorbitantes a las centrales energéticas a gas para cubrir la brecha. El plan le costó cerca de 2,3 millones de libras esterlinas por hora.
Esta situación se ve aún más agravada por la crónica falta de almacenamiento de gas en el Reino Unido, que solo cuenta con 12 días de reserva, frente a los 113 días de Francia o los 89 de Alemania. Con una política energética deficiente y la creciente dependencia de fuentes externas, el Reino Unido se enfrenta a un futuro incierto, con una industria que ya ha comenzado a trasladarse al extranjero debido a los altos costos energéticos.
