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Lituania voto a favor de retirarse en julio del año pasado y formaba parte de la Convención desde el 2011.
El jueves 6 de marzo se hizo oficial el retiro de Lituania de la Convención sobre Municiones de Racimo, que prohíbe la adquisición, el uso y la producción de este tipo de armamento.
Las municiones de racimo son especialmente destructivas para la población civil tanto durante como después de su uso, puesto que algunas de sus submuniciones no explotan de inmediato y pueden permanecer activas, representando un peligro prolongado.
El proceso de retiro del país báltico, que comenzó en julio del año pasado con la votación favorable del Parlamento lituano, el Seimas, atravesó un período de seis meses para hacerse efectivo, luego de que Lituania presentara los documentos correspondientes a la ONU en octubre de 2024.

Lituania formaba parte de la Convención sobre la Prohibición de Municiones en Racimo desde 2011. Además, las autoridades lituanas están considerando retirarse de la Convención de Ottawa, que prohíbe el uso de minas antipersonal.
Qué son las municiones de racimo
Las municiones de racimo estallan al alcanzar una altura programada por un altímetro. En ese momento se abren y dejan caer decenas o centenares de submuniciones de distintos tipos, como antipersonales, perforantes o incendiarias, entre otros. Las submuniciones esparcidas no siempre explotan, de manera que se pueden convertir en minas y, entonces, representan un peligro para la población incluso después de que haya finalizado un conflicto.
Debido a la posibilidad de que causen bajas entre la población civil, están prohibidas en más de 100 países desde 2008, aunque las principales potencias militares, incluyendo EE.UU., Rusia y China, no las han abandonado completamente. Ucrania, por su parte, las utiliza desde el inicio de las hostilidades en Donbass, en 2014.