El presidente de Chile informa de la preparación de su país ante aranceles potenciales de EE.UU., si bien, alerta que la guerra comercial “no es sostenible”.
Chile “se está preparando” por si Estados Unidos finalmente decide imponer un arancel al cobre, la principal exportación chilena, pero la guerra comercial “no es sostenible”, ya que “la ley del más fuerte tiene las patas cortas. Puede generar mucho daño”, ha avisado este domingo Gabriel Boric en una entrevista con la agencia de noticias EFE.
Al reconocer que la imposición de aranceles al cobre “sería un golpe para Chile”, Boric ha señalado que también es una mala noticia para los estadounidenses, porque no tienen como reemplazar el metal rojo de un día para otro.
El mandatario chileno ha advertido de “la irracionalidad con la que se toman decisiones en este momento” en Estados Unidos, sin embargo, ha asegurado que lo que no va a hacer Chile “es ir a rendir pleitesías ni pedir por favor que no lo hagan”.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, que ya ha impuesto aranceles a productos de México, Canadá o China, ha dejado la puerta abierta a elevar las tasas a materiales como el cobre, lo que podría afectar directamente a las exportaciones chilenas.
A principios de marzo, Boric anunció un equipo encargado de evaluar la situación ante la posibilidad de que Estados Unidos decida imponer aranceles al cobre chileno exportado al país norteamericano, abogando así por anticiparse a las posibles “intempestivas decisiones” de Trump.
Boric aseveró que en Chile no creen en guerras comerciales y las rechazan frontalmente como herramienta para solucionar las relaciones internacionales.
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha intensificado su agenda proteccionista, reavivando la incertidumbre sobre el comercio y el crecimiento global. El incremento de los aranceles a las importaciones de bienes no solamente afecta a la economía estadounidense, sino que sus repercusiones se extienden a nivel mundial.
Entre las medidas anunciadas por el presidente estadounidense, destacan un arancel del 20 % sobre productos chinos —con un 10 % ya en vigor y otro 10 % programado—, un arancel del 25 % a importaciones de algunos aliados occidentales (suspendido temporalmente para Canadá y México), y una tarifa del 25 % sobre el acero y el aluminio.
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