Cuba ha afirmado que la invocación por parte del EE.UU. de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, busca escalar la política de hostilidad contra Venezuela.
“Rechazamos la invocación inaudita y bajo falsos pretextos por parte del gobierno de EE.UU. de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, para escalar su política de hostilidad contra el gobierno y pueblo de la República Bolivariana de Venezuela”, ha anunciado la madrugada de este lunes, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, en su cuenta oficial en X.
Anteriormente, el Gobierno de Venezuela, en una nota publicada por su Cancillería declaró que este acto evoca los episodios más oscuros de la historia de la humanidad, desde la esclavitud hasta el horror de los campos de concentración nazi.
Según denunció el Gobierno venezolano, esta orden presidencial es una normativa anacrónica que no solo violenta las leyes fundamentales y vigentes de Estados Unidos, “sino que vulnera el ordenamiento jurídico internacional en materia de Derechos Humanos” y otros acuerdos y principios de la legalidad mundial.
“En su inmensa mayoría, los migrantes son mujeres y hombres trabajadores, dignos y honestos, no son terroristas, no son criminales, ni ‘enemigos extranjeros’. Son víctimas”, continuó la declaración venezolana.
Caracas convocó de manera urgente a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (Celac) y a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para “denunciar esta acción aberrante”.
La Ley de Enemigos Extranjeros es una normativa que se remonta a 1798, y fue invocada el sábado por el mandatario estadounidense, Donald Trump, para acelerar las deportaciones contra miembros de la banda criminal Tren de Aragua.
Su decisión establece que todos los venezolanos mayores de 14 años que pertenezcan al mismo, se encuentren en EE.UU. y no estén naturalizados o sean residentes permanentes legales, están sujetos a ser detenidos, retenidos y expulsados en calidad de enemigos extranjeros.
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