Google despidió a un empleado que criticó públicamente la cooperación del gigante tecnológico con el ejército israelí en su guerra genocida en Gaza.
El empleado, que se identificó como un ingeniero de software en la nube, se puso de pie durante un evento en la ciudad de Nueva York a principios de esta semana, interrumpiendo el discurso del director de Google Israel, Barak Regev. “Me niego a crear tecnología que potencie el genocidio”, dijo en un vídeo publicado en Internet que se volvió viral.
Condenó a Google por ser cómplice de la despiadada guerra que lleva a cabo desde hace cinco meses el régimen de apartheid israelí contra Gaza y que ha matado a cerca de 31 000 palestinos.
El empleado despedido atacó específicamente el Proyecto Nimbus, un acuerdo de 1200 millones de dólares para que Google y Amazon suministren a Israel y su ejército servicios informáticos y en la nube, poniendo en peligro a los miembros de la comunidad palestina.
Google anunció que el empleado había sido despedido por interferir en un evento oficial patrocinado por la empresa. “Este comportamiento no está bien, independientemente del problema, y el empleado fue despedido por violar nuestras políticas”, adujo el portavoz del gigante tecnológico.
Mientras tanto, el grupo No Tech for Apartheid emitió una declaración en la que acusa a Google de tomar medidas drásticas contra la libertad de expresión en torno al genocidio de los habitantes de Gaza.
“Google ha emprendido un claro acto de represalia contra su propio trabajador por hablar sobre los términos y condiciones de su trabajo”, aseveró el grupo en un comunicado.
No Tech for Apartheid, sin embargo, añadió que el exempleado estaba orgulloso de haber sido despedido. Al despedir a este valiente trabajador, Recursos Humanos de Google le preguntó cómo se sentía. El trabajador respondió: “orgulloso de haber sido despedido por negarse a ser cómplice del genocidio”.
Los trabajadores de Google habían organizado previamente manifestaciones frente a las oficinas de la empresa en varias ciudades, exigiendo el fin de su cooperación con el régimen israelí.
Los activistas dicen que su queja de larga data contra la compañía y su contrato de software de mil millones de dólares con Israel ha adquirido nueva urgencia desde el comienzo de la sangrienta guerra de Israel en Gaza, donde las víctimas son, en su mayoría, niños y mujeres.
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