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—¿Es el sector agrario una fortaleza peruana?
El Perú es una potencia mundial en exportaciones. Estados Unidos es socio en el crecimiento y este es clave para mitigar el impacto de la inseguridad alimentaria. A través de mis viajes he conocido estadounidenses y peruanos que trabajan codo a codo para crear empleos, y ellos están protegiendo el medioambiente e impulsando una innovación que beneficia a ambos países. Visité Mission Produce, en el norte, muy cerca de Trujillo. Esta es una inversión estadounidense que ha construido la planta de procesamiento de paltas más grande del mundo. Esta es solo una iniciativa que muestra el nivel de cooperación sostenible entre los Estados Unidos y el Perú.
—No es un secreto que la agricultura en el Perú ha avanzado muchísimo. No obstante, el sector siempre encuentra ciertas dificultades. En este momento se ven inversiones paralizadas. ¿Considera que esto podría cambiar en el 2023?
Este sector tiene una tremenda oportunidad por delante, porque el Perú es rico en capital humano y creatividad. El Perú tiene todos los recursos para continuar creciendo, tiene buen clima, tierra, agua. Esta riqueza ha posicionado al país como el principal exportador mundial de algunos productos como por ejemplo, arándanos y uvas, y el segundo exportador de paltas. Los fundamentos para el crecimiento son la inversión y la innovación, mejoramiento genético, maquinaria y métodos de producción. Y, en muchos casos, esta inversión viene de los Estados Unidos. En la década de los noventa, el Perú exportaba apenas unos pocos productos tradicionales como café, azúcar y algodón, por un valor aproximado de US$600 millones. Pero, hoy en día es un proveedor global de frutas y verduras con exportaciones estimadas de más de US$7 mil millones. Es un crecimiento impresionante. Por supuesto, la economía está sufriendo en todo el mundo, pero en este sector hay una tremenda oportunidad para el futuro.
—Las exportaciones agropecuarias peruanas a Estados Unidos entre enero y julio de este año han generado más o menos US$1.527 millones. Ha mencionado usted algunos de los productos que exporta el Perú a Estados Unidos como arándanos, pimientos, ajíes, mandarina, quinua, mango. ¿Hay alguna perspectiva para alguna fruta o verdura que vaya a mejorar para el próximo año?
La demanda de las exportaciones agrícolas de alta calidad del Perú seguirá creciendo en los Estados Unidos, y en todo el mundo. Pero, muchos contactos de la industria indican que hay potencial para otras frutas también. Por ejemplo, el kión y las cerezas.
—¿Hay algún plan en específico, por ejemplo, con el jengibre?
Sí, hay un plan en marcha y vamos a compartir más sobre este plan en las próximas semanas, porque estamos en el proceso de desarrollar un proyecto bastante fuerte en Cajamarca que va a crear oportunidades de trabajo y ayudar a mitigar el impacto de las dificultades en la economía.
—¿Con algún fruto o verdura en particular, o se trabajará con varios productos?
Varios, pero el kión en específico.
—Estados Unidos y el Perú firmaron un TLC en el 2009. La firma de este documento ha abierto muchas puertas para la agricultura en los últimos años y el comercio entre nuestros países. ¿Cuál considera que ha sido el hito más importante desde entonces?
El comercio bilateral es complementario y beneficia a los dos países. Por ejemplo, mientras los Estados Unidos exporta productos como trigo y soya, el Perú exporta frutas y verduras. El Perú tiene una balanza comercial agraria muy favorable con los Estados Unidos, de casi US$2.300 millones. Hace algunas semanas fui a La Calera. Este es un buen ejemplo de cooperación entre nuestros países, porque esta empresa Produce huevos con maíz, soya y tecnología que viene parcialmente de los Estados Unidos. La Calera es uno de los grandes exportadores de cítricos y paltas a mi país.
—Usted ha estado viajando mucho. Ha estado en distintas regiones.
Para mí es impresionante ver en mis viajes cómo nuestra cooperación está apoyando la mitigación del impacto de la inseguridad alimentaria y los problemas económicos. La seguridad alimentaria es una preocupación no solamente en el Perú, sino en todo el mundo. El sector agroexportador genera pleno empleo, especialmente en zonas rurales y ayuda a las familias a defenderse de este problema. La embajada cuenta con programas dirigidos a pequeños agricultores para mejorar su capacidad para exportar y así incrementar sus ganancias. También viajé a Jaén, Cajamarca, donde tenemos un programa en el que trabajamos con cooperativas de café y cacao. Tenemos una cooperativa que es solamente de mujeres y las conectamos con mercados extranjeros y con financiamiento. También, en Puno visité la empresa que exporta trucha a los Estados Unidos y que emplea principalmente mujeres. Además, la agroindustria de exportación en Perú generó un millón de puestos de trabajo, 500 mil de manera directa y 500 mil de forma indirecta. Los salarios son 30% más altos que en el sector agrario tradicional. Esta es una manera en la que estamos apoyando a la gente en el Perú para para mitigar el impacto de la inseguridad alimentaria.
—En todos estos viajes, ¿hay alguna tecnología o innovación en agricultura que le haya llamado especialmente la atención?
Lo que fue impresionante para mí es cómo las dos empresas (Mission Produce y La Calera) están siempre trabajando para fortalecer la tecnología. Por ejemplo, esta planta para procesamiento de paltas, la cual es la más grande del mundo, es increíble que esté en el Perú. Lo que La Calera está haciendo para desarrollar diferentes maneras de proveer agua también es impresionante. Ellos tienen también experimentos con genética para mejorar la calidad de los arándanos. El proceso de investigación y de mejoramiento es impresionante. Por ejemplo, el Sistema de riego tecnificado utiliza agua reciclada.”