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Al retirarse de la urbe, las fuerzas del régimen de Zelenski utilizaron la táctica de tierra quemada, revelaron las autoridades rusas.
La ciudad de Dzerzhinsk, en la República Popular de Donetsk, era la última fortificación ucraniana en la zona hasta su reciente captura por el Ejército ruso. La urbe estratégica era considerada por el régimen de Kiev una ciudad clave en el frente occidental.
Según estimaciones preliminares, los combates, que se prolongaron durante cinco meses, dejaron alrededor de 26.000 bajas en las filas ucranianas. Las autoridades rusas revelaron que, al retirarse, las fuerzas del régimen de Kiev utilizaron la táctica de tierra quemada.
Ahora, las tropas rusas buscan a los saboteadores ucranianos que quedaron en la ciudad. Reportan que en la zona fueron desplegados, entre otros combatientes, el batallón nacionalista Lyut. El equipo de RT recopiló algunos testimonios sobre esta acción crucial.
“A pesar de que el enemigo había fortificado bien la zona y excavado trincheras en todo el territorio, nuestros soldados cumplieron su misión con dignidad. Nuestra tarea era tomar posición en Dzerzhinsk y mantener la defensa hasta la llegada de las fuerzas principales, que luego avanzarían hacia Konstantínovka. Lo que dependía de nosotros, la misión que nos encomendaron, la cumplimos“, dijo Iván Shulgá, comandante del destacamento de asalto.
Algunas tropas del régimen de Kiev optaron por rendirse para salvar sus vidas. Mientras tanto, los oficiales ucranianos, en un intento desesperado por retrasar lo inevitable, prolongaron la agonía de la guarnición de la ciudad.
“Capturamos a cinco ucranianos. No sabían que estábamos en sus posiciones. Bueno, les dijimos: ‘Hola, chicos, levanten las manos, las armas en el suelo, y vamos a cooperar’. Hablamos con los prisioneros que se rindieron, nos contaron que no tenían ningún equipo para retirarse, y lo más probable es que nadie se lo diera. Se trata de una situación desesperada, se puede decir que así están a lo largo del frente de batalla”, contó Shulgá.
Aunque Ucrania aún cuenta con varias unidades militares altamente motivadas, estas enfrentan importantes limitaciones. Además, la falta de soldados con experiencia en combate representa un desafío, ya que muchos de ellos están dispersos en diferentes unidades recién formadas.
Artur Jazarián, ayudante de operador de lanzagranadas, indicó que, si bien “al inicio del conflicto, las tropas enemigas eran relativamente parecidas”, ahora en muchos casos “los grupos están conformados por seis o siete personas, de las cuales solo dos están adiestradas, [son] de los viejos, mientras que el resto son nuevos”.
“Nuestro principal desafío, por supuesto, son los adiestrados, ya que al dialogar con ellos, es posible persuadir a los demás para que se rindan. En la ciudad me encontré con polacos; puedo asegurar que estaban allí cuando ingresé a la zona por primera vez. Logramos despejar el área en apenas siete horas. Había más de una docena de ellos“, indicó Jazarián.
Gran parte de los edificios de Dzerzhinsk están en ruinas, pero algunos residentes decidieron quedarse en la ciudad con la esperanza de su pronta liberación. “Todo el mundo esperaba mucho a las tropas rusas para que entraran en la localidad y ahuyentaran a los nazis“, recuerda el sargento Vasili Mastiúguin, comandante de una unidad de asalto.
Desde Dzerzhinsk ya es posible observar el próximo objetivo prioritario de las tropas rusas. Apenas 12 kilómetros separan esta ciudad de Konstantínovka, un punto clave en las rutas logísticas de las fuerzas ucranianas en el Donbass.
