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Los casos de obesidad infantil podrían más que duplicarse con respecto a los niveles de 2022, llegándose a los 208 millones entre niños y a los 175 millones entre niñas.
La Federación Mundial de la Obesidad publicó este jueves un informe que advierte de un previsible aumento significativo de personas obesas y con sobrepeso para el año 2035, cuando la mayoría de la población mundial podría verse afectada por este problema si los gobiernos no mejoran las medidas de prevención y tratamiento.
El Atlas Mundial de la Obesidad 2023 predice que más de 4.000 millones de personas, o el 51 % de la población global, vivirán con sobrepeso u obesidad dentro de una docena de años “si se mantienen las tendencias actuales”. En comparación, en 2020, la cifra fue de 2.600 millones de personas (38 %).
La obesidad infantil podría más que duplicarse con respecto a los niveles de 2020, hasta alcanzar los 208 millones en niños y los 175 millones en niñas, lo que constataría que el crecimiento es más rápido entre menores que entre adultos.
Asimismo, se estima que las naciones más afectadas serán aquellas con menores ingresos. De los diez países con mayor aumento previsto de obesidad a nivel mundial (tanto en adultos como en niños), nueve pertenecen a países de renta baja o media-baja y se encuentran en Asia y África.
Mientras tanto, el impacto económico mundial de estas afecciones podría alcanzar los 4,32 billones de dólares anuales en 2035, lo que supone una reducción en la producción a nivel global de un 2,9 %. Este porcentaje casi se equivale al impacto del covid-19 en 2020, el peor año de la pandemia, cuando el PIB mundial disminuyó un 3 %.
Los gastos adicionales relacionados con este problema también incluyen los costes sanitarios del tratamiento y sus consecuencias, “difíciles de revertir”, así como las pérdidas provocadas por el impacto de un elevado índice de masa corporal (IMC) en la productividad económica, incluidas las bajas por enfermedad, la reducción de la productividad en el trabajo y la jubilación anticipada o la muerte, señala el informe.
En lo que se refiere a las causas de esta tendencia, el informe culpa a las restricciones relacionadas con el coronavirus, ya que limitaron significativamente el movimiento fuera de casa y fomentaban el estilo de vida sedentario y el picoteo.
La presidenta de la Federación Mundial de la Obesidad, Louise Baur, calificó los datos revelados en el reciente informe como una “clara advertencia” e instó a las autoridades correspondientes a actuar inmediatamente para evitar que la situación empeore.
“Es especialmente preocupante que las tasas de obesidad aumenten más rápidamente entre niños y adolescentes”, dijo Baur en un comunicado. “Los gobiernos y los responsables políticos de todo el mundo deben hacer todo lo posible para evitar trasladar los costes sanitarios, sociales y económicos a la generación más joven”, agregó.