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Los combatientes, entre los que también hay jóvenes, ancianos y mujeres, aseguran que “no pueden quedarse de brazos cruzados” ante las atrocidades que comete Ucrania contra la población civil de la provincia.
Los intensos y brutales ataques ucranianos contra la provincia rusa de Bélgorod llevan a que cada vez más personas se alisten en las filas de las fuerzas de defensa territorial para proteger a sus seres queridos y su patria. El equipo de RT habló con varios combatientes de distintas edades para conocer más sobre su trabajo y las razones que los impulsaron a dar ese paso.
‘Consuegro’, comandante del batallón, tiene una amplia experiencia en combate y participó en misiones en la zona del conflicto y, a pesar de sus heridas, no quiere quedarse al margen. “Como cualquier patriota de mi país, no puedo quedarme sentado de brazos cruzados, así que decidí unirme a las fuerzas de defensa territorial y transmitir mi experiencia de combate a los chicos. Nuestros guerreros son universales, saben hacer lo que sea: pueden prestar primeros auxilios y luchar contra el enemigo. Trabajamos en paralelo con el Ministerio del Interior, el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Emergencias: las tareas son múltiples”, explicó.
Otro combatiente ‘Eco’, que tiene solo 18 años, decidió unirse al batallón tras ser testigo del brutal ataque de las tropas del régimen de Kiev contra la población civil en la ciudad de Bélgorod perpetrado el 30 de diciembre. Según sus palabras, aunque ni él mismo ni sus familiares resultaron heridos, murieron civiles, niños y adultos. “Es una tragedia tanto para la ciudad como para el país entero, y no pude quedarme de brazos cruzados”, dijo.
Entre los combatientes de defensa territorial también hay algunas personas “un poco mayores”. Vladímir Ivanovich, comandante de adjunto de sección, tiene 61 años y asegura que “¡a veces da ventaja a los jóvenes!”.
Además, en el batallón también sirven mujeres. “Fue una decisión consciente. Siempre he sido una persona activa e intento serle útil a nuestra sociedad. Para proteger, para prestar ayuda a alguien, a quien lo necesite”, contó ‘Ardilla’, que lleva medio año en la defensa territorial.
Por su parte, el comandante de la segunda compañía de defensa territorial ‘Shamán’ proviene de la ciudad de Artiómovsk, situada en la República Popular de Donetsk y liberada por las fuerzas rusas en mayo del año pasado. Reveló que llegó a Rusia en 2014, pero su padre se quedó en la urbe. “El 22 de mayo sacaron a mi padre de la ciudad de Artiómovsk. Vivía allí y las tropas rusas lo salvaron”, afirmó, añadiendo que, según los relatos de su padre, los militares ucranianos trataron a los civiles “como ellos decían, como [si fueran] una biomasa”.