La presidenta hondureña aprovechó el miércoles su mensaje a la nación con motivo del inicio del año, lanzando una advertencia contundente a la nueva Administración estadounidense que asumirá el cargo el 20 de enero.
Castro advirtió que el país centroamericano reconsiderará la presencia de bases militares estadounidenses en su territorio y la cooperación militar con EE.UU. si el magnate republicano cumpla su polémica promesa electoral de expulsar a todos los migrantes irregulares, muchos de ellos de nacionalidad hondureña.
Denunció que los Estados Unidos “sin pagar un centavo, por décadas, mantienen bases militares en nuestro territorio, que en este caso perderían toda la razón de existir en Honduras”.
Esperó que la nueva Administración norteamericana evite esa “actitud hostil” y “sea abierta al diálogo constructivo y amistoso” y, por tanto, “no tome represalias innecesarias contra nuestros migrantes que por norma hacen un gran aporte a la economía” de EE.UU.
De acuerdo a las autoridades hondureñas, más de un millón de migrantes de este país centroamericano residen en EE.UU., entre residentes con documentos e irregulares, de los cuales 250 000 están en lista de deportación.
La Base Aérea Soto Cano, ubicada en Palmerola, Comayagua, en el centro de Honduras ha sido un punto estratégico para las operaciones del Comando Sur de Estados Unidos desde su creación en 1982.
Creada en plena Guerra Fría para controlar los movimientos comunistas en los países de Centroamérica, como Nicaragua, la instalación alberga a más de 500 militares y 500 civiles estadounidenses, funcionando como un eje central en la región.
La base, sin embargo, podría tener sus días contados. Trump ha asegurado que deportaría a los indocumentados —cuya cifra oficial se estima entre 11 y 13 millones de personas, aunque el presidente electo la eleva a 25 millones—, en los primeros 100 días de su mandato.
El magnate republicando, criticado por sus políticas racistas en contra de los hispanos, ha prometido suprimir la ciudadanía por nacimiento, reconocida en la Constitución estadounidense, así como continuar con la construcción del muro en la frontera sur con México.
La advertencia de Castro a la Administración Trump se suma a las tensiones entre los dos países surgidas tras las declaraciones injerencistas de la embajadora de Washington en Tegucigalpa, sobre una reunión de las autoridades militares hondureñas con el ministro de Defensa venezolano, el general Vladimir Padrino López.
Por tanto, Honduras dio por terminado en agosto al tratado de extradición con Estados Unidos debido a las injerencias de Washington en los asuntos internos del país, y acusar al país norteamericano de tramar un plan de “golpe de Estado” contra el Gobierno hondureño, al igual que sucedió en 2009 cuando se derrocó al expresidente Manuel Zelaya, esposo de Castro.
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