El ministro de Asuntos Exteriores de China dijo el martes que la Franja de Gaza y Cisjordania ocupada no deben ser “moneda de cambio” en la política internacional.
Wang Yi, en una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), calificó la situación de Asia Occidental como “tensa y frágil” y destacó que “Gaza y Cisjordania son la patria del pueblo palestino, no una moneda de cambio en compensaciones políticas”.
El diplomático destacó la solución de dos Estados para el conflicto palestino-israelí, lo que, a su juicio, sería una “solución justa y duradera” no solo para Palestina, sino para toda la región.
Yi también se refirió al papel de Naciones Unidas en el escenario global, y remarcó que “la comunidad internacional aprendió lecciones dolorosas del flagelo de dos guerras mundiales, y así se fundaron las Naciones Unidas”, y en tal sentido instó al mundo a “no olvidar por qué comenzamos desde el principio”.
A propósito, agregó que el mundo necesita más que nunca tener presente la misión fundadora de la ONU, revitalizar el verdadero multilateralismo y acelerar los esfuerzos para construir un sistema de gobernanza global más justo y equitativo.
El jefe de la diplomacia china recordó igualmente que “las resoluciones del CSNU son vinculantes y deben ser observadas por todos los países”, y afirmó que “el Consejo de Seguridad debe estar por encima de consideraciones geopolíticas estrechas, defender el espíritu de solidaridad y cooperación, cumplir con sus deberes conferidos por la Carta de las Naciones Unidas”, entre otros aspectos.
Como presidente interino del Consejo de Seguridad durante febrero, China organizó una reunión de alto nivel con la temática Mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales: práctica del multilateralismo, reforma y mejora de la gobernanza global.
China ha condenado en múltiples escenarios y ocasiones el genocidio perpetrado por el régimen israelí en la Franja de Gaza, así como la crítica situación humanitaria que experimentan los palestinos, tras 15 meses de una guerra que provocó la muerte de más de 48 000 personas.
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