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Las autoridades londinenses negaron el permiso para la construcción de la nueva sede de la Embajada china en el centro de la capital británica.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China acusó a las autoridades del Reino Unido de eludir sus obligaciones diplomáticas y convenios internacionales, al bloquear el plan de Pekín para construir una nueva sede para su Embajada en el centro de Londres.
“Los países anfitriones tienen la obligación internacional de facilitar y apoyar la construcción de instalaciones de las misiones diplomáticas”, dijo este miércoles un portavoz del Ministerio en un comunicado. “La parte china insta a la parte británica a cumplir con su respectiva obligación“, agregó.
La semana pasada, el concejo del distrito londinense de Tower Hamlets negó el permiso para la construcción de la “súper Embajada” china, cerca del icónico Puente de la Torre (Tower Bridge), tras una fuerte oposición de los lugareños al proyecto. En 2018, Pekín compró en esa zona, por un valor de 255 millones de libras esterlinas (unos 310 millones de dólares), un complejo de instalaciones de aproximadamente 65.000 metros cuadrados, donde planea construir su nueva Embajada, que de concretarse sería una de las misiones diplomáticas más grandes del mundo, según la prensa local.
Los argumentos de China
Desde el Ministerio de Exteriores chino recordaron que dicha compra se llevó a cabo de acuerdo con las normas internacionales y con el consentimiento del Gobierno británico. “La solicitud de planificación para las nuevas instalaciones de la Embajada se ha llevado a cabo sobre la base de las leyes y reglamentos locales, lo que incluye análisis técnicos exhaustivos sobre seguridad y otros temas”, destacaron.
Si bien la aprobación del proyecto es un asunto del distrito, el alcalde de Londres o el Gobierno central podrían intervenir en el caso, poniendo en marcha consultas públicas que podrían prolongarse durante más de un año.
El concejo de Tower Hamlets rechazó el proyecto chino alegando motivos de seguridad. La decisión se produjo la misma semana en que el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, afirmó que la “era dorada” de las relaciones entre Londres y Pekín había terminado.
