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En redes sociales ya se leen comentarios a favor de la candidatura de Vladimiro Montesinos.
Pocos hombres tienen más biografía que él en Perú, por lo menos públicamente. Su nombre es archiconocido y a finales del siglo XX generaba pavor en ciertos sectores. Es Vladimiro Montesinos, quien a pesar de cumplir una larga pena en la cárcel, coteja la opción de volver al poder.
Desde octubre de 2024 una cuenta en TikTok, que tiene casi 55.000 seguidores, reivindica su legado, pero es recientemente que tomó notoriedad, luego de que se reseñara en la prensa local su afiliación a un partido político que está en proceso de inscripción.
Además, a mediados del mes pasado la abogada del antiguo jefe del extinto Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), Estela Valdivia, confirmó al diario Perú21 que el contenido publicado tiene su respaldo, aunque no es él quien lo gestionaría directamente desde el penal.
Su video más viral, que bordea las 2 millones de reproducciones, es de una audiencia en la cual Montesinos se niega a responder preguntas de la Fiscalía. Con más de 2.700 comentarios, las respuestas van desde “el mejor estratega y asesor” hasta “espero salgas pronto para que asumas la Presidencia”.
Su vínculo con EE.UU.
Y es que el otrora influyente asesor del expresidente peruano, Alberto Fujimori, cumple varias condenas en la Base Naval del Callao alusivas a homicidios, lavado de activos, corrupción, entre otros delitos. Su captura fue facilitada por EE.UU., en un giro a la historia de 180 grados.
En julio de 2001, cuando Fujimori ya no gobernaba el país andino y apenas un mes después de que Montesinos fuese capturado en Venezuela, el Centro para la Integridad Pública desveló que la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) le había entregado al menos 10 millones de dólares.
Se trataba de pagos en efectivo desde 1990 hasta septiembre de 2000 para una división antidrogas. “Era una relación de agencia a agencia”, afirmó un funcionario estadounidense anónimo desde Lima. El “intermediario” era Montesinos, quien “tenía el dinero bajo su control”, agregó.

La confianza ya estaba anidada. Desde los 70 el hábil oficial de rango medio del Ejército peruano colaboraba con la CIA. Un vínculo que propiciaría su expulsión de las Fuerzas Armadas por vender secretos de Estado.
Cuando Montesinos logró sumarse al equipo de campaña de Fujimori y de forma vertiginosa escalar posiciones, la CIA quiso tenerlo más cerca. En cambio, la Administración de Control de Drogas (DEA, por su sigla en inglés) lo rechazaba por su nexo con el narcotráfico.
Documentos desclasificados parcialmente, tras los pedidos del periodista estadounidense Jeremy Bigwood, revelan que la CIA había detectado su preponderancia.
“[Montesinos] disfruta ahora de un control directo e indirecto sobre nodos importantes dentro de los servicios de inteligencia y seguridad”, decían.


“A nivel táctico y también individual, los representantes de varias agencias en la Embajada de Estados Unidos en Lima creyeron que Montesinos era clave para la lucha contra el narcotráfico e ignoraron información contraria a Montesinos. Apostaron mal”, escribió en 2021 el diplomático Stephen McFarland en el sitio IDL-Reporteros.
Entretanto, Montesinos sigue aprisionado y con su aparente intento de llegar a Palacio de Gobierno se abren interrogantes sobre si legalmente puede hacerlo. En principio, no.
Su liberación está prevista para junio de 2026, dos meses después de la primera vuelta de las elecciones generales.
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