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En cinco años este negocio generó más de 45 millones de dólares.
En Japón crece el número de ciudades que se suman a la extracción de metales preciosos de los restos humanos cremados, de los que se puede conseguir oro, plata, paladio y otros elementos procedentes de dientes, articulaciones artificiales y dispositivos médicos implantados.
Según una encuesta de Nikkei realizada en julio, de 1,5 millones de personas que mueren cada año en Japón, la mayoría son incineradas. Durante el año fiscal 2023 se realizaron 655.000 cremaciones en las 88 ciudades consultadas, lo que representa un incremento del 10 % en comparación con los cinco años anteriores.
Los ingresos desde 2018 hasta el año fiscal 2023 ascendieron a 6.490 millones de yenes (más de 45 millones de dólares estadounidenses). En general, estos fondos son utilizados para el mantenimiento y la actualización de los crematorios municipales.
Por otro lado, el 30 % de los encuestados manifestó su deseo de que el Gobierno establezca normas que regulen esta actividad. “La forma en que las distintas localidades gestionan la situación de forma diferente, podría crear problemas con los residentes“, comunicaron desde la Alcaldía de Sapporo, que se niega a entrar en dicho mercado.
Algunas ciudades consideran que esta situación puede afectar a los parientes de los fallecidos. En mayo de este año, un medio local citó las palabras de un funcionario municipal de Shizuoka, que dijo: “Creemos que también es una cuestión de cultura regional […] pero hemos decidido priorizar los sentimientos de las familias en duelo“.
Actualmente, no existen regulaciones sobre el manejo de las cenizas que quedan luego de que se reclaman los fragmentos óseos más grandes. Sin embargo, de acuerdo con el Ministerio de Bienestar Social japonés, cada localidad puede normalizar el proceso de la forma en que prefiera.