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Las termitas de la especie ‘Neocapritermes taracua’ han desarrollado un mecanismo de defensa único: llevan ‘mochilas’ llenas de un líquido tóxico que pueden hacer explotar para envenenar a sus enemigos.
En 2012, se descubrió que las termitas obreras de la especie ‘Neocapritermes taracua’, que habitan en la Guayana Francesa, están ‘armadas’ con una ‘mochila’ en su cuerpo, que les proporciona unas manchas azules, en la que hay un contenido letal y explota cuando se sienten amenazadas. Ahora, un equipo de científicos checos del Instituto de Química Orgánica y Bioquímica (IOCB) ha resuelto el misterio de cómo llevan estas ‘mochilas’ mortales de forma segura y las ‘detonan’ cuando lo necesitan.
Su análisis reveló que las obreras ‘N. taracua’ tienen un par de glándulas especializadas en el abdomen que secretan gradualmente la enzima azul BP76. A medida que envejecen, las termitas acumulan ‘mochilas’ llenas de esta proteína, que crea unas estructuras cristalinas azules que contienen cobre.
Cuando la colonia está en peligro, las termitas mayores rompen su ‘mochila’. En este momento, se mezcla la enzima con otra sustancia almacenada en el cuerpo de la termita, que hasta ese momento era relativamente inofensiva, creando un líquido pegajoso que contiene benzoquinonas extremadamente venenosas. Aunque esto mata a la propia ‘kamikaze’, la toxina también inmoviliza o mata al atacante.
El principal misterio para los investigadores era cómo la enzima BP76 podía permanecer en estado sólido y al mismo tiempo estar siempre lista para reaccionar instantáneamente cuando explotaba. Los científicos resolvieron el enigma con la ayuda de la cristalografía de rayos X, según un comunicado de prensa en el que se describe el estudio.
Resultó que se trataba de la estructura cristalina. La enzima se pliega firmemente, como una hoja de papel compacta, lo que le ayuda a mantener su estructura y evita que se descomponga con el tiempo. Las moléculas de azúcar que se adhieren a la proteína proporcionan protección adicional, formando un escudo protector y aumentando su estabilidad.
Las termitas ‘Neocapritermes taracua’ pueden vivir toda su vida con esta carga suicida. Las termitas obreras jóvenes portan pequeñas cantidades de esta enzima. Al mismo tiempo, su ‘mochila’ azul se hace más grande con el tiempo a medida que el insecto envejece. Su último servicio al termitero es estar dispuesta a sacrificarse por el bien de la colonia.