Publicado:
“Cuando el progreso individual depende demasiado del origen familiar, los incentivos al esfuerzo se debilitan”, advierten los autores del estudio.
Poco más del 10 % de los hijos de padres no universitarios logran finalizar sus estudios superiores en América Latina y el Caribe, una muestra de la desigualdad crónica en la región.
El dato aparece en el último informe del Banco de Desarrollo de América Latina-CAF, que denuncia que “la baja movilidad social en es un problema muy importante” en una región donde “el 10 % más rico se queda con el 55 % de los ingresos y el 77 % de la riqueza” y el 50 % más pobre “recoge el 10 % de los ingresos y tan solo el 1 % de la riqueza”.
El escaso progreso social es un problema grave “no solo por su consecuencias sobre la inequidad, sino también por sus impactos en el crecimiento y la estabilidad político-institucional”, advierte Sergio Díaz Granados, presidente ejecutivo de esta institución financiera.
“Cuando el progreso individual depende demasiado del origen familiar, los incentivos al esfuerzo se debilitan y se distorsiona la asignación del talento humano, a la vez que se corroen las bases de la confianza en las instituciones”, agrega.
Por su parte, la economista Dolores de la Mata comentó que la falta de movilidad social “tiende a alterar los incentivos al esfuerzo y a distorsionar la asignación del talento humano, afectando por esas vías a los niveles de productividad y al crecimiento”.
“Oportunidades de las nuevas generaciones”
Bajo el título ‘Desigualdades heredadas. El rol de las habilidades, el empleo y la riqueza en las oportunidades de las nuevas generaciones’, el informe presentado en Montevideo, Uruguay, desgrana los factores claves que explican “la conexión intergeneracional de las desigualdades”, entre ellos, la falta de oportunidades para formarse, para conseguir empleo y para acumular activos entre los menos favorecidos.
En la publicación, de más de 400 páginas, propone una serie de medidas para intentar fomentar la movilidad social, como concentrar más recursos en grupos poblaciones más desfavorecidos, como las mujeres, los afrodescendientes y los indígenas –que en algunos países representan un buen porcentaje de la población– o mejorar las políticas de transporte público para facilitar el acceso de los millones de habitantes de barriadas deprimidas al mercado laboral.
“Emparejar las oportunidades laborales requiere, en buena medida, disminuir las desigualdades entre regiones y entre distintas zonas al interior de las ciudades de la región”, afirmó Lucila Berniell, coautora del informe.
Berniell añade que “diferentes políticas pueden colaborar en este objetivo, como aquellas que mejoran la infraestructura urbana básica y los equipamientos clave para la provisión de servicios de educación, salud, seguridad pública, entre otras”.
El reporte hace hincapié en que el logro de una mayor movilidad social en la región está en manos de múltiples actores, tanto del sector público como del privado, “imponiendo así el gran desafío de lograr los consensos necesarios para ampliar las políticas redistributivas que rompan los lazos intergeneracionales de la desigualdad”.
Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!