El presidente iraní, Masud Pezeshkian, emprendió este jueves una visita a El Cairo, capital de Egipto, marcando la primera visita de un presidente iraní al país árabe desde 2013.
El objetivo principal de la visita es la participación en la Organización para la Cooperación Económica D-8, también conocida como los Ocho Países en Desarrollo, una organización de naciones musulmanas en desarrollo destinada a fomentar la cooperación económica dentro del mundo islámico.
Sin embargo, la verdadera relevancia de esta histórica visita del presidente iraní radica en su potencial para abrir un nuevo capítulo de cooperación entre Irán y Egipto, construyendo sobre los esfuerzos intensos realizados durante los últimos dos años.
Los analistas regionales siguen de cerca este evento para ver si abrirá la puerta a una mayor mejora en las relaciones diplomáticas entre ambos países, ya que Pezeshkian tiene programado un encuentro con su homólogo egipcio, Abdel Fattah el-Sisi, durante la cumbre en El Cairo.
Abbas Araqchi, quien acompaña al presidente, también se reunirá con su contraparte egipcia para discutir temas bilaterales y regionales, según declaró el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores durante la rueda de prensa del lunes.
Irán y Egipto, dos países influyentes de mayoría musulmana, han experimentado relaciones tensas desde la Revolución Islámica de 1979. Una de las principales fuentes de tensión fue la decisión de Egipto de otorgar asilo al depuesto dictador iraní, Mohammad Reza Pahlavi, así como el reconocimiento del régimen israelí a través de los Acuerdos de Camp David de 1978.
Las relaciones entre ambos países mostraron una mejora significativa después de la caída del dictador egipcio Hosni Mubarak en 2011.
Bajo el gobierno del expresidente iraní Ebrahim Raisi, los esfuerzos para restaurar completamente las relaciones diplomáticas ganaron impulso, ya que Raisi y su homólogo egipcio, Al-Sisi, se reunieron al margen de la cumbre árabe-islámica en Riad en noviembre de 2023. Este encuentro marcó la primera reunión entre los líderes de ambos países en más de una década, tras la visita de Mahmud Ahmadinejad a El Cairo en 2013 para asistir a la cumbre de la Organización de Cooperación Islámica (OCI).
Omán desempeñó un papel importante como mediador entre ambos países durante el gobierno de Raisi, con la visita del Sultán de Omán, Haitham bin Tariq Al Said, a Teherán en junio de 2023, quien llevaba un mensaje de Egipto.
La trágica muerte de Raisi en un accidente de helicóptero en mayo de 2024 dio paso a unas elecciones presidenciales anticipadas, en las que el veterano legislador y exministro de Salud, Masud Pezeshkian, emergió como ganador.
El ministro de Relaciones Exteriores de Egipto, Badr Abdelatty, asistió a la ceremonia de inauguración de Pezeshkian en Teherán en julio de 2024.
En octubre, Araqchi visitó Egipto para discutir temas regionales, particularmente el genocidio en Gaza y Líbano, con su homólogo egipcio. Pezeshkian y Al-Sisi también tuvieron un breve encuentro durante la cumbre de los BRICS en Kazán, donde discutieron cuestiones regionales.
Los expertos consideran que la cumbre del D-8 en El Cairo, que comienza este jueves, actuará como un catalizador para la reanudación formal de las relaciones diplomáticas entre Irán y Egipto.
Jafar Qanadbashi, un analista iraní de asuntos de Asia Occidental, declaró en el sitio web de Press TV que existe una alta probabilidad de normalización diplomática total y de la reapertura de embajadas entre El Cairo y Teherán. Señaló que la reticencia previa de Egipto a restaurar completamente los lazos con Irán fue influenciada por su alineación con Arabia Saudí y las políticas de Estados Unidos.
Sin embargo, tras el acercamiento mediado por China entre Irán y Arabia Saudí en marzo de 2023, ha surgido un entorno más favorable para la reconciliación.
Hassan Hanizadeh, un analista iraní, coincidió en que las condiciones son propicias para el nombramiento de embajadores entre ambos países, a pesar de las presiones externas de Estados Unidos y ciertos regímenes árabes que se oponen a la creciente influencia regional de Irán.
En declaraciones al sitio web de Press TV, Hanizadeh dijo que Al-Sisi parece estar dispuesto a fortalecer las relaciones con Irán debido a su potencial económico y su influencia regional. Hanizadeh subrayó que la posición estratégica de Egipto como un centro entre Asia y Europa, junto con su gran población de 110 millones, presenta oportunidades significativas para Irán.
La cumbre D-8 también sirve como plataforma para abordar las divisiones dentro del mundo musulmán y ofrecer un espacio para una diplomacia intensa centrada en priorizar cuestiones importantes que enfrenta el mundo islámico, desde Gaza hasta Siria.
En sus comentarios antes de partir de Teherán el miércoles, Pezeshkian destacó la importancia de fortalecer los lazos entre los países islámicos para contrarrestar las amenazas externas, refiriéndose al régimen de apartheid israelí y sus patrocinadores occidentales.
Qanadbashi subrayó la importancia de la cumbre D-8 para Irán, comparándola con una versión musulmana de la alianza global BRICS, y destacó que el bloque representa el 13% de la población mundial. Enfatizó que establecer un mercado islámico conjunto podría diversificar las conexiones económicas de Irán y ayudar a mitigar los efectos de las draconianas sanciones occidentales.
Se espera que las discusiones en la cumbre se centren en el genocidio en curso de los palestinos en Gaza, que ha matado a más de 45 000 personas, la mayoría de ellas mujeres y niños, desde octubre de 2023. Se espera que los líderes presentes exploren cómo las naciones islámicas pueden adoptar una postura unificada para apoyar a las poblaciones oprimidas en Gaza, Líbano y Siria.
La búsqueda de la paz en Gaza es particularmente relevante debido al papel de Egipto como mediador en las negociaciones de alto el fuego entre HAMAS y el régimen israelí. Los esfuerzos para restaurar la estabilidad y la democracia en Siria también serán un punto clave de discusión, especialmente con la participación del presidente turco Recep Tayyip Erdogan en la cumbre, ya que Turquía es un actor clave en la Siria posterior a Al-Asad.
La situación en Siria sigue siendo grave, días después de la caída del gobierno de Bashar al-Asad por parte de un grupo de milicias respaldadas por el régimen israelí, Estados Unidos y algunos países regionales. La cumbre D-8 será una oportunidad ideal para que los líderes de Irán y Turquía discutan los eventos en Siria y las formas de evitar que el país árabe caiga en más caos bajo el nuevo gobierno liderado por el grupo militante HTS.
mkh