“El embalsamador de guerra”: la historia detrás de la más reciente masacre en Colombia

Publicado:
17 ene 2025 03:07 GMT

Miguel Ángel López y su familia se convirtieron en víctimas del segundo asesinato múltiple registrado este 2025 en territorio colombiano.

Miguel Ángel López, Zulay Durán Pacheco y el hijo de ambos, que apenas tenía seis meses de nacido, fueron interceptados el pasado miércoles por hombres armados que sin mediar palabras les dispararon hasta causarles la muerte.

El hecho ocurrió cuando se desplazaban en un vehículo familiar que también utilizaban para su trabajo cotidiano en labores funerarias y que iba identificado en las ventanas como “coche fúnebre”.

El presidente colombiano, Gustavo Petro, calificó la noticia como “lamentable” e informó que la policía investiga “para establecer los móviles y autores del hecho”.

El múltiple asesinato fue perpetrado en el sector La Vereda, en la vía principal que comunica al municipio de Tibú con Cúcuta, en el oriental departamento del Norte de Santander, fronterizo con Venezuela. El crimen convirtió a los miembros de la familia en víctimas de la segunda masacre de 2025 registrada en Colombia.

La primera masacre había ocurrido apenas tres días antes, el 12 de enero, en el municipio Santiago de Cali del departamento Valle del Cauca, al suroccidente colombiano, donde también fueron asesinadas a balazos tres personas y otras dos quedaron heridas por la actuación de sicarios.

En agosto de 2024, el periodista Jhon Jairo Jácome Ramírez entrevistó a Miguel Ángel para hacer un documental sobre su vida. El hombre se dedicaba a una de las labores que casi nadie se atreve a ejecutar en Tibú, una de las regiones más peligrosas de Colombia. Allí, el hoy occiso trabajaba como embalsamador de víctimas del conflicto armado interno colombiano.

La obra audiovisual muestra cómo Miguel, a quien se le conocía como “el embalsamador de guerra”, se enfrentaba a la dura realidad de la violencia letal, en la que a diario chocan distintos grupos armados irregulares, entre bandas criminales, paramilitares y guerrilleros, además de las tropas del Ejército, cuestión que siempre lo mantenía en peligro de muerte.

“Recibo la muerte con las manos abiertas”

“Yo recibo la muerte con las manos abiertas”, dice López al inicio del documental, publicado en YouTube por Realidades, donde describió cómo dedicaba sus jornadas de trabajo en la funeraria San Miguel al levantamiento y preparación de cadáveres dentro de un entorno hostil, donde la tragedia es inevitable. Su historia resulta impactante entre tantos hechos sombríos.

“Lo asesinaron junto a su esposa y su bebé de escasos meses de nacido. El otro hijo de la pareja, de nueve años, se salvó de morir porque se resguardó detrás del asiento en el que murieron su mamá y su pequeño hermano”, comentó en X el periodista y realizador del documental.

Jácome recordó que Miguel Ángel le dijo en aquel encuentro periodístico que el trabajo más difícil que había hecho en su vida como tanatólogo, en el que preparó “más o menos como 500 personas”, “había sido la preparación del cuerpo de un niño que murió en un ataque con explosivos a la estación de Policía de Petrólea”.

“Un compañero suyo de trabajo tendrá que pasar por lo mismo cuando prepare el cuerpo de su bebé. Miguel quería que lo cremaran y lo enterraran en el cementerio de Tibú. Ojalá le puedan cumplir su última voluntad”, acotó el reportero.

“La verdad es que yo no quisiera una preservación, ni quisiera un entierro tampoco. Siempre se lo he dicho a mi familia, no importa el ente de mi muerte, bien sea natural o violenta, pero sí quisiera una cremación. Me dan fobia las bóvedas, y más si el entierro me entierra con esa tierra encima, me da fobia, no me gustaría“, dijo entonces Miguel.