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Expertos legales aseveran que estos traslados violan una ley federal de larga data. Además, activistas de derechos humanos advierten de que aumenta el riesgo ya alto de agresión sexual y física hacia estas personas.
Varias reclusas trans* en Estados Unidos han sido trasladadas a cárceles exclusivas para hombres a pesar de los múltiples fallos judiciales que han bloqueado temporalmente la orden ejecutiva del presidente Donald Trump destinada a revertir las protecciones para las personas transgénero en todo el país.
Al menos 17 presas interpusieron una demanda en febrero, pero impidieron sus traslados. Otras no incluidas en el litigio se encuentran actualmente en instalaciones masculinas, según denuncian abogados de derechos civiles y relatos de las propias perjudicadas, citados en un informe publicado este viernes por el diario The Guardian.
Una de ellas, Whitney, afirma que fue reubicada esta semana y la Oficina Federal de Prisiones (BOP) de EE.UU. cambió su registro a “hombre”. “Sigo siendo castigada por existir”, dijo la joven de 31 años. Kara Janseen, una abogada que representa a mujeres trans, reveló que esta situación se está repitiendo con otras internas. Una de ellas fue internada en un presidio para hombres a pesar de haberse sometido a cirugías de afirmación de género antes de su encarcelamiento, detalló la letrada.

Expertos legales aseveran que estos traslados violan una ley federal de larga data que obliga a las prisiones a tener en cuenta el estatus LGBTQ+ de las personas encarceladas y examinar los riesgos de agresión sexual antes de tomar cualquier decisión sobre su lugar de reclusión. Por tanto se están produciendo violaciones significativas en los derechos de estas personas tras las rejas. “Ya es muy difícil ser una persona trans en prisión en este país, y ahora las medidas de esta administración están aterrorizando y traumatizando intencionalmente aún más a las personas trans encarceladas”, dice la abogada Susan Beaty, quien representa a unas 20 personas trans en prisiones federales estadounidenses.
El médico de Whitney comentó que las nuevas directrices también obligan a reducir gradualmente la medicación hormonal de estas mujeres, a quien el personal penitenciario comenzaría referirse a ellas usando pronombres masculinos. Whitney dijo que dejar de tomar esos medicamentos causaría estragos en su cuerpo y mente, y lo describió como “una muerte lenta”. Julie Abbate, directora de un grupo de derechos humanos centrado en el abuso sexual en prisiones y cárceles, advierte de que la orden de Trump aumenta el riesgo ya alto de agresión sexual y física de estas personas y pone al personal en una posición peligrosa de intervenir en situaciones violentas.
*El movimiento internacional LGBT está calificado como organización extremista en el territorio de Rusia y prohibido en el país.