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El Gobierno anunció el establecimiento de un puesto de atención en el aeropuerto de Belo Horizonte para recibir de forma adecuada a los ciudadanos brasileños deportados.
Las denuncias de malos tratos por parte de los 88 brasileños deportados de EE.UU. han puesto en alerta el Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Los repatriados, que llegaron el viernes pasado, denunciaron que fueron víctimas de agresiones, amenazas y un trato inhumano por parte de las autoridades migratorias estadounidenses, lo que llevó al Ejecutivo de Brasil a quejarse formalmente por vía diplomática a Washington.
Lula reunió el martes a su gabinete, a representantes de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) y de la Policía Federal para abordar este asunto.
El ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, explicó que el objetivo es que las deportaciones “se realicen cumpliendo con los requisitos mínimos de dignidad y el respeto de los derechos humanos“.
Dignidade para os brasileiros, sempre 🇧🇷! Ao tomar conhecimento da situação dos brasileiros deportados que chegaram algemados em solo brasileiro, o presidente Lula fez questão que os brasileiros fossem levados até seu destino final em aeronave da FAB, com conforto e respeito (+) pic.twitter.com/iPv8U3Qb0F
— Governo do Brasil (@govbr) January 26, 2025
Vieira también habló de lo ocurrido en el vuelo del fin de semana pasado. “Esta operación fue trágica precisamente por un defecto, un problema mecánico en el avión, un problema de aire refrigerado”, destacó.
Diálogo con EE.UU.
El gobierno brasileño tiene previsto conversar con las autoridades estadounidenses para renegociar el entendimiento sobre los procedimientos que se aplicarán en las deportaciones.
Pese a la tensión generada, el gobierno brasileño ha dejado claro su intención de evitar cualquier enfrentamiento con EE.UU.
“No queremos provocar al gobierno estadounidense, pero es esencial que los brasileños deportados sean tratados con dignidad“, dijo el lunes el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, quien hizo hincapié en que a pesar de que la deportación está prevista en los tratados vigentes, “el trato dado a estas personas en suelo brasileño es responsabilidad del gobierno federal”.
Después del encuentro con Lula, el ministro de Derechos Humanos, Macaé Evaristo, anunció la creación de un centro de acogida en el municipio de Confins, en el estado de Minas Gerais, para recibir a los ciudadanos brasileños deportados de EE.UU.
“Hablamos con el presidente y fuimos autorizados para establecer un puesto de asistencia humanitaria en Confins. Trabajaremos para garantizar que las familias no vengan separadas y que estos pasajeros tengan buenas condiciones de agua y comida, incluida la temperatura, que me parece que fue lo más dañino de aquel vuelo”, puntualizó.