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Siete de cada diez personas afirman tener un ‘cónyuge de trabajo’ con quien comparten un vínculo estrecho en el ambiente laboral.
Un estudio realizado a empleados británicos con un trabajo en oficina reveló que siete de cada diez personas tienen un ‘cónyuge de trabajo’, término que durante los últimos años se utiliza para describir a una persona con quien se comparte un vínculo estrecho dentro del ambiente laboral, según recoge Fortune.
El 72 % de las 2.000 personas que fueron objeto de estudio afirmaron tener una persona de confianza en la oficina, y una quinta parte de los encuestados dice que conoce todo sobre la vida personal de su ‘cónyuge de trabajo’. Según una investigación de Health Assured,el 23 % de los oficinistas confiesan que prefieren tratar sus problemas emocionales con su compañero laboral antes que con su pareja sentimental actual.
El Pew Research Center descubrió el año pasado que las relaciones entre empleados conforma un aspecto importante para alcanzar una mayor satisfacción laboral general, sin embargo, los expertos advierten que no es bueno usar la expresión matrimonial ‘cónyuges de trabajo’, ya que refleja un sentido romántico que puede atraer conflictos sentimentales.
Celia Moore, académica del Imperial College de Londres dijo: “La noción común de cónyuge implica exclusividad, […] usar el término en el lugar de trabajo tiene un montón de connotaciones de privilegio especial”, y agregó “puede ser muy problemático y tener consecuencias tanto en el trabajo como fuera”, según cita el medio.
Moore defiende que estas relaciones deben ser llamadas por lo que son, “colegas” que han trabajado juntos durante mucho tiempo y que gestionan asuntos laborales. Además, resalta que, en algunos casos, se ha propuesto usar la expresión ‘hermana de trabajo o hermano de trabajo’ como alternativa, a pesar de que también conlleva connotaciones emocionales, pero a un nivel distinto.
Lo positivo de un ‘cónyuge de trabajo’
Las relaciones de alta calidad laborales permiten reducir el estrés entre el personal con una mayor productividad, complementar habilidades entre sí y forjar equipos fuertes entre otros beneficios afectivos, siempre que los colegas establezcan límites para no crear amistades codependientes, explicó Amanda Jones de King’s Business School a Fortune.