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Se reporta que James Comey dirigió una operación secreta infiltrando en el entorno del republicano a dos agentes encargadas de seducirlo durante la campaña electoral de 2016.
El FBI, dirigido ahora por Kash Patel, empieza a investigar al exdirector James Comey por su pesquisa extraoficial lanzada hace una década para sacar información incriminatoria que podría perjudicar a Donald Trump durante su primera campaña presidencial, reporta The Washington Times.
La investigación contra Comey se basa en los testimonios de un informante anónimo, que reveló el plan ante el Comité de la Cámara de Representantes de EE.UU. sobre el Poder Judicial el año pasado. El periódico reportó sobre el caso en exclusiva en octubre.
La operación se centraba en la infiltración de dos agentes encubiertas del FBI en el entorno de la campaña presidencial de Trump de 2016 para obtener cualquier información comprometedora sobre el candidato republicano, fingiendo interés romántico o sexual hacia sus blancos.
No fue registrada oficialmente en ningún sistema interno de la agencia federal y fue ocultada al inspector general del Departamento de Justicia, Michael E. Horowitz, quien investigó irregularidades en la pesquisa del FBI sobre la campaña de Trump.
“El FBI tiene múltiples métodos para proteger investigaciones altamente sensibles, por lo que Comey no tenía una razón legítima para no crear un archivo oficial de investigación o tener un número de archivo”, comentó el denunciante, quien acusó a Comey de dirigir la operación secreta personalmente.
La operación fue cerrada después de que un periódico de renombre obtuviera una foto de una de las agentes encubiertas. Estaba a punto de publicarla, pero el FBI convenció al medio de no hacerlo, aseverando que la protagonista de la foto era una informante cuya vida correría peligro de revelarse su identidad. En realidad, se trataba de una agente encubierta del FBI.
En su denuncia, el informante señaló también que una de las agentes que participaron en el operativo extraoficial aceptó ser transferida a la CIA para no poder testificar sobre estos hechos. La otra, entretanto, fue ascendida dentro del FBI y actualmente ocupa un puesto de alto nivel en una oficina regional importante.
El denunciante también vio cómo a uno o más empleados del FBI se les ordenó que nunca hablaran sobre el caso con nadie, incluyendo a otras personas involucradas en la infiltración en la campaña electoral de Trump, y lo interpretó como una amenaza directa hacia aquellos empleados.
Las revelaciones sobre la operación encubierta han levantado sospechas de posibles prejuicios institucionales dentro del FBI contra Trump durante su primera campaña presidencial, aunque no se encontró evidencia de que la información obtenida fuera utilizada en su contra.
