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La vida de un hombre de Tatarstán cambia para siempre tras una cirugía pionera que le devolvió la sonrisa y la capacidad de comer 28 años después de sufrir un grave accidente.
Una intervención quirúrgica de vanguardia, llevada a cabo por cirujanos rusos, ha devuelto la sonrisa y la capacidad de disfrutar de la comida a un hombre de la república rusa de Tatarstán casi tres décadas después de sufrir un grave accidente, informó el Ministerio de Sanidad de la república.
La vida de Farhat Fazulzyanov cambió drásticamente en 1996, cuando la explosión de un camión cisterna le dejó gravemente herido, con quemaduras en el 70 % de su cuerpo. Tras más de nueve meses de hospitalización y quince cirugías de injertos de piel y eliminación de cicatrices, su mandíbula se fusionó con el cráneo, por lo que no podía masticar y tenía que alimentarse mediante una sonda. Incluso tenía muchas dificultades para tragar trozos pequeños de comida sin masticar.
Una nueva vida
La idea de someterse a otra intervención le resultaba difícil, pero tras 28 años de sufrimiento conoció en su ciudad natal, Náberezhnye Chelny, a un cirujano con el que finalmente confió. Ese especialista era Baín Demkin, quien estudio el caso de Fazulzyanov y ultimó los grandes preparativos para esta compleja intervención. Un equipo dirigido por este médico diseñó una operación única, con cortes milimétricos para separar la mandíbula y colocarle prótesis personalizadas, fabricadas en Moscú.
“La operación duró siete horas. Colocamos las endoprótesis y comprobamos la movilidad de la mandíbula. Su apertura en esta fase era de 2 centímetros, lo que significa que el paciente, después de 28 años, podía ingerir cualquier alimento con seguridad. Después, le enviamos a rehabilitación, fisioterapia y mecanoterapia”, explicó el cirujano. “Ahora nuestro paciente ha recuperado su vida por completo. Su mandíbula funciona como si la lesión nunca se hubiera producido; este es el resultado que queríamos conseguir”, afirmó.
Farhat vuelve a vivir plenamente tras la rehabilitación. Se trata de una operación pionera en Tatarstán que le ha devuelto la sonrisa y le ha permitido disfrutar otra vez del sabor de sus platos favoritos, por lo que da las gracias a los médicos por haber hecho realidad su viejo sueño.