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Muchas personas damnificadas denuncian que aún no llega la ayuda del Ejército ni de la Guardia Civil a varias zonas afectadas.
Sobrevivientes de la tragedia ocasionada por las inundaciones de esta semana en la provincia de Valencia, España, narraron este viernes sus experiencias mientras la DANA más fuerte en décadas arrasaba con distintas localidades de esa región.
En declaraciones a RTVE, varios de los supervivientes como José Miguel, quien logró salvar del desastre natural a su madre de 89 años de edad, contó cómo el agua tomó las calles de forma intempestiva, al punto de romper la puerta de su residencia.
“Fue todo tan rápido que no pudimos ni bajar a salvar a mi tío [de 93 años]”, comentó José Miguel, quien calificó la inundación como “un desastre horroroso” del que lograron salvarse porque se encontraban en un primer piso en la localidad de Paiporta, lugar identificado como la ‘zona cero’ de la inundación.
De hecho, en Paiporta se han reportado un gran número de muertes, de un saldo preliminar de 202 personas fallecidas. Se estima que la cifra pueda aumentar en las próximas horas, debido a las labores de rescate que ejecutan las autoridades.
En otra de las zonas afectadas, una anciana narró cómo estuvo a punto de perder a su yerno durante los hechos. “De esto no me voy a recuperar en la vida“, dijo la mujer, quien también vivió la destructiva riada de 1957. Según su testimonio, el martes, tras recibir la llamada de su hija para que se resguardara en casa, el agua llegó a su vivienda en menos de tres minutos.
En el municipio valenciano de Chiva, donde el agua llegó a superar los dos metros, la historia se repite con imágenes de calles y viviendas destruidas, en zonas que aún se mantienen bajo el fango y otras que permanecen con riesgo de derrumbe.
“Esta ha sido la vez que más miedo he pasado en toda mi vida“, dijo un superviviente que perdió a sus abuelos durante el desastre. Ambos quedaron atrapados en la vivienda donde residían.
Una mujer de esa misma comunidad comentó que lo que observó mientras buscaba salvar su vida, fueron escenas “terroríficas”. “He llegado a ver cadáveres flotando, personas encima de los coches, niños llorando”, comentó.
Igualmente, una madre que logró sobrevivir con su bebé, narró que estuvo a punto de morir: “Pensábamos que nos ahogábamos”, dijo la mujer, quien contó que mientras buscaba refugio, pensó: “Si yo me tropiezo, nos morimos las dos”.
“Esto es un desastre”
Mientras los propios damnificados realizan labores de rescate para ayudar a las víctimas que aún se encuentran atrapadas e intentan habilitar las zonas obstruidas por el desastre, muchos afectados denuncian que aún no llega la ayuda del Ejército ni de la Guardia Civil.
“Aún no llega el Ejército, no hay Guardia Civil. ¿Dónde está el Ejército? Que vengan los militares a ayudar”, dijo un hombre entre lágrimas y notablemente afectado por la situación. “Esto es un desastre, si sigue lloviendo se a a inundar todo otra vez“, advirtió el sobreviviente, quien contó que él recibió el alerta de inundación cuando ya tenía tres horas sobre un árbol y veía pasar decenas de cadáveres sobre el agua.
Mientras este hombre y otro grupo de voluntarios sacaban el lodo de las calles con palas y sus propias manos, en el mismo lugar decenas de personas hacían fila para conseguir alimentos, medicamentos y agua.
Otros residentes cuentan que además de los fallecidos, cuya cifra aún es incalculable, todavía hay muchas personas desaparecidas que, en medio del desastre y del peligro, son buscados por los propios sobrevivientes. Además, aseguran que hay personas que siguen vivas y están atrapadas en sitios junto a cadáveres.
Un hombre llamado Jorge contó que logró sobrevivir corriendo mientras el agua de la DANA tomaba las calles de su localidad y se le venía encima, mientras arrastraba coches y escombros a su paso. En medio de esa escena, él logró aferrarse al hierro de una ventana y, como pudo, subió hacia la terraza de una casa en la que tuvo que permanecer por al menos tres horas.
Los locales también cuentan que a pesar que la ayuda humanitaria ha llegado a la zona, hay lugareños que no pueden tener acceso a los alimentos y otros suministros porque no hay forma de almacenar y distribuir de manera efectiva los aportes que llegan. Además, reclaman que algunas personas que buscan comida en supermercados, sean detenidas por las autoridades. “No hay empatía”, dijo una mujer.
Las lluvias continúan sobre toda la región, una situación que mantiene en alerta a los sobrevivientes que además de perder a familiares, amigos y viviendas en la tragedia, se enfrentan a la reconfiguración de sus modos de vida en medio de un paisaje de imágenes apocalípticas.