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La ‘guerra’ en el Cártel del Pacífico ha afectado la economía y la vida social de ese estado mexicano.
Miles de personas desafiaron la violencia y participaron en un festival en Culiacán, capital de Sinaloa, en beneficio de los músicos y meseros que prácticamente no tienen trabajo desde que hace dos meses estallaran los enfrentamientos entre las fracciones que se disputan el control del Cártel del Pacífico.
“Tenemos que dar ese mensaje a nuestra familia, nuestras empresas, nuestra sociedad, volvernos a reconstruir. Somos más los buenos, somos más los que tenemos que aportar en producir, en sacar adelante a nuestras familias, nuestros hijos, nuestros nietos”, afirmó Miguel Taniyama, el chef sinaloense que organizó el evento.
“Todos juntos como hoy. Hoy es un día de alegría, tenemos 70 días encerrados, con miedo, con terror. Hoy es un día que rompimos esa parte. Hoy somos alegres. […] ¡Hoy volvamos a vivir!”, convocó entre aplausos de los ciudadanos que se acercaron a la Catedral de Culiacán.
En el festival, casi 200 músicos tocaron “El sinaloense”, una canción popular que es un himno identitario para la ciudad, así como la música de ‘tambora’ típica de la región. También hubo mariachis.
Las calles se volvieron una pista improvisada tomada por parejas que, durante un rato, lograron olvidar las balaceras, los muertos, las persecuciones, los bloqueos narco, los operativos policiales y militares.
“Estoy seguro que este video de la banda tocando ‘El Sinaloense’ hoy en el centro de Culiacán será mucho menos visto y compartido que las notas de violencia. También sé que muchos se burlarán porque un evento ‘no resuelve nada’. Es que no viven aquí, lo que nos urge es esperanza“, explicó Adrián López, director del diario Noroeste.
El papel de EE.UU.
La comida fue otro aliciente. Con el apoyo de estudiantes de la Facultad de Gastronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa y de organizaciones como el Banco de Alimentos, el chef Taniyama organizó el ‘aguachile’ (platillo local por excelencia) más grande del mundo.
Así, más de 160 voluntarios mezclaron 600 kilogramos de camarón, 400 de pepino, 350 de cebolla, 400 kilos de limón y 150 litros de salsa picante para elaborar un ‘aguachile’ de 1,2 toneladas, que luego se vendió entre los asistentes.
Los ingresos fueron donados a 800 familias de músicos y meseros, ya que representan algunos de los sectores de la economía más afectados por la ‘guerra’ entre los grupos criminales que responden a Ismael ‘El Mayo’ Zambada y a ‘Los Chapitos’, los hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, quien cumple condena a cadena perpetua en EE.UU.
‘El Mayo’ fue detenido a fines de julio en un aeropuerto de Texas junto con Joaquín Guzmán López, uno de ‘Los Chapitos’, en un operativo del que EE.UU. excluyó por completo a las autoridades mexicanas, que desde entonces han reclamado que el Gobierno de Joe Biden revele toda la información del caso.
El Gobierno mexicano ya denunció que Guzmán López secuestró a ‘El Mayo’ para entregarlo a las autoridades de EE.UU., a cambio de que ese país les otorgue beneficios legales tanto a él como a su hermano Ovidio, quienes se acogerían a la figura de testigos protegidos. Y que ese pacto y la irregular detención del jefe narco fue lo que provocó el estallido de violencia en Sinaloa.
Cuando la presidenta Claudia Sheinbaum asumió el Gobierno, el pasado 1 de octubre, Culiacán ya estaba sitiada por la disputa entre ‘Los Mayos’ y ‘Los Chapitos’. Balaceras cotidianas, escuelas y negocios cerrados, transporte público escaso, calles solitarias, fiestas suspendidas y acotada actividad comercial la convirtieron en una especie de ciudad fantasma. Y hasta ahora nadie puede prever una pronta solución.