La cadena estadounidense de comida rápida KFC se vio obligada a cerrar más de 100 restaurantes en Malasia debido al boicot propalestino a la empresa.
El diario singapurense The Straits Times ha informado este lunes que la cadena de restaurantes estadounidense especializada en pollo frito tuvo que reducir sus operaciones en Malasia, principalmente en el estado nororiental de Kelantan, tras los llamamientos a boicotear la empresa en medio de protestas por el respaldo del gobierno estadounidense al régimen israelí, en su genocidio de los palestinos en la asediada Franja de Gaza.
Citando un periódico local en idioma chino, el periódico agregó que el franquiciador local de la compañía con sede en Louisville (Kentucky, EE. UU.), en la nación de mayoría musulmana del sudeste asiático, QSR Brands Holdings Bhd, está suspendiendo temporalmente las operaciones en más de 100 establecimientos de KFC después de aproximadamente medio año de movimiento de boicot. De hecho, “QSR Brands, propietaria y operadora de la franquicia de comida rápida KFC en Malasia, está suspendiendo 108 establecimientos en todo el país”.
En este sentido, el presidente del grupo propalestino Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) en Malasia, el profesor Mohd Nazari Ismail, dijo al periódico con sede en Singapur que KFC no está en la lista de empresas objetiva del BDS.
Pero muchos malayos ven a cualquier operador estadounidense de comida rápida relacionado con Israel, incluido KFC. El BDS ha estado presionando para que se realicen diversas formas de movimiento de boicot contra Israel hasta que cumpla con sus obligaciones según el derecho internacional.
KFC también se vio obligado a cerrar su primera sucursal en Argelia a principios de este mes, solo dos días después de su apertura, tras las protestas por el apoyo de Estados Unidos a Israel.
La acción de boicot ha afectado gravemente las operaciones mundiales de los gigantes estadounidenses de comida rápida McDonald’s, KFC, Starbucks, etc., y la campaña pro-Palestina tiene el potencial de extenderse más por todo el mundo.
Los propalestinos perciben que las empresas estadounidenses boicoteadas han adoptado posturas proisraelíes en la guerra genocida en Gaza, o tienen vínculos financieros con el régimen de Israel y han realizado inversiones ilegales en las tierras palestinas ocupadas.
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