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El ingeniero Bruce Jeffrey Pardo mató a tiros a nueve integrantes de su exfamilia política antes de incendiar la casa en donde había 25 personas celebrando.
En la víspera de Navidad de 2008, un hombre vestido de Santa Claus ingresó a la vivienda de la familia Ortega en Covina (California) y asesinó a tiros a nueve integrantes antes de incendiar la casa con un lanzallamas casero y marcharse. En los días siguientes, comenzaron a emerger los detalles de un plan fríamente calculado por el perpetrador Bruce Jeffrey Pardo para vengarse de su exfamilia política, que estremecieron a ese suburbio estadounidense.
Pardo se suicidó al día siguiente de haber cometido la masacre. Hasta ese entonces, las autoridades no lo habían relacionado con el hecho. Sin embargo, todo cambió cuando descubrieron que una semana atrás el hombre había firmado un acuerdo de divorcio con su expareja Sylvia Ortega Orza Pardo, una de las víctimas de la matanza.
Un plan fríamente calculado
Pardo, de 45 años, era un ingeniero de ‘software’ en Jet Propulsion Laboratory (un centro que construye naves espaciales no tripuladas para la NASA) y parecía tener una vida normal. Sin embargo, en marzo de 2008 su esposa, con la que llevaba dos años casado, le pidió el divorcio tras descubrir que él había abandonado años atrás a un hijo de un matrimonio previo con daño cerebral. Luego se descubrió que también había plantado en el altar a otra pareja después de robarle 3.000 dólares de su cuenta.
A partir del pedido de divorcio, todo fue cuesta abajo para Pardo. Despedido de su trabajo en julio de ese año y obligado por la justicia a pagar 1.785 dólares mensuales como manutención, comenzó a planear su macabro plan de venganza. En los meses posteriores, se hizo de un auténtico arsenal y mandó a confeccionar un traje de Santa Claus.
¿Qué ocurrió en aquella Nochebuena de 2008?
En la Nochebuena, el ingeniero fue hasta la casa de sus exsuegros con su disfraz en el que ocultaba las armas y un lanzallamas envuelto en un paquete para regalo. Al escuchar el timbre, su sobrina, Katrina, de 8 años, fue corriendo emocionada a abrir la puerta tras percatarse de que era Santa. Sin embargo, Pardo le disparó en la cara de inmediato y comenzó a abrir fuego contra todos los presentes, alrededor de 25 personas.
En la balacera perdieron la vida su expareja, sus exsuegros y varios de los hermanos y cuñadas de Sylvia. “Necesitamos a alguien de inmediato. A mi hija le dispararon. ¡Le dispararon en la cara!”, alcanzó a llamar a emergencias la madre de Katrina, que sobrevivió a la masacre.
Tras el tiroteo, Bruce abrió el paquete de regalo, sacó el lanzallamas y prendió fuego a la casa. Varios de los fallecidos murieron por heridas de bala y quemaduras.
Fallas en el plan
Luego de la masacre, el hombre tenía planeado huir a Canadá. Sin embargo, su plan falló cuando descubrió que no podía quitarse el traje por sus graves quemaduras. Sin lugar a donde ir y acorralado por sus acciones, se quitó la vida en la casa de su hermano.
Posteriormente, las autoridades encontraron un todoterreno perteneciente al tirador con un sistema bomba trampa envuelto en parte del disfraz de Papá Noel y listo para explosionar. Un equipo táctico acudió al lugar y provocó una deflagración controlada.
El lado oscuro de un ingeniero que trabajaba para la NASA
La masacre no solo conmocionó a la comunidad del suburbio de Covina, sino que también sorprendió a los allegados del perpetrador. Según los testimonios, nunca se sospechó nada del plan de Pardo ni que estaba pasando por un mal momento, puesto que públicamente no mostraba enojo ni indignación.
Las personas que lo conocían, lo calificaron como un hombre amable y gentil, que acudía a la iglesia todos los domingos y que era incapaz de cometer actos violentos de esa índole.