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La portavoz de la Cancillería rusa reaccionó a las revelaciones de un medio estadounidense sobre un estudio de la misteriosa dolencia diplomática.
El estereotipo de Rusia como ‘imperio del mal’ está tropezando con las recientes conclusiones de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos que descartan la implicación de Moscú en el llamado ‘síndrome de La Habana’, ha indicado la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.
Los expertos de siete agencias de inteligencia de EE.UU., incluida la CIA, han excluido la posibilidad de un acto intencional por parte de un Estado enemigo como causa de la misteriosa dolencia de diplomáticos estadounidenses alrededor del mundo denunciada en los últimos años y por la que se responsabilizaba a países como Rusia y Cuba, según un informe citando por The Washington Post (WP).
“¿Así que resulta que nuestra imagen de ‘imperio del mal’ se desmorona ante nuestros ojos? Déjenme recordarles que durante varios años, la misma comunidad de inteligencia estadounidense y la cúpula de la CIA, y también los medios de comunicación estadounidenses orientados por ellos, afirmaban que se torturaba a los diplomáticos de barras y estrellas, provocándoles alucinaciones y náuseas. Y que detrás de esto presuntamente estaban los servicios de inteligencia de los países del ‘eje del mal‘, sobre todo Rusia”, escribió la vocera en su canal de Telegram.
WP divulgó el miércoles las conclusiones de un estudio —que aún no se ha hecho público—, en las que se determina el origen de la enfermedad culpable de causar en los diplomáticos estadounidenses síntomas como zumbidos en los oídos, náuseas, dolores de cabeza y otras molestias agudas.
Dos funcionarios de inteligencia familiarizados con la evaluación y al tanto de las conclusiones del informe dijeron a WP, bajo condición de anonimato, que la supuesta dolencia no es causada ni por un arma secreta que utiliza energía o pulsos electromagnéticos ni fue creada por un país enemigo.
En detalle, cinco de las siete agencias de inteligencia que participaron en la evaluación coincidieron en que la teoría que apuntaba a esos motivos es “muy poco probable” que sea cierta, mientras que una considera que es “poco probable”. Otra agencia se abstuvo de dar una conclusión sobre el papel de un actor extranjero en los extraños síntomas, pero tampoco se expresó a favor de la mencionada teoría.
Además, negaron que las “sensaciones acústicas extrañas y dolorosas” que han experimentado unos 1.000 funcionarios, entre diplomáticos, oficiales de inteligencia y otras personas que sirven en las embajadas de EE.UU., sean el resultado de “acciones intencionadas, como un arma de energía dirigida, o derivado de alguna otra actividad, incluida la vigilancia electrónica que involuntariamente podría haber enfermado” al personal.
