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La energía necesaria para formar los cañones lunares pudo haber sido 130 veces mayor que la energía existente en el actual inventario mundial de armas nucleares.
En la cuenca de impacto de Schrödinger, ubicada cerca del polo sur de la Luna, se encuentran dos cañones conocidos como Vallis Schrödinger y Planck, que son comparables en longitud y profundidad con el Gran Cañón (Arizona, EE.UU.).
A diferencia del sinuoso abismo terrestre, que fue esculpido durante millones de años por la corriente del río Colorado, ambas formaciones lunares pudieron haberse originado en mucho menos tiempo.
Un nuevo estudio, publicado en la revista Nature Communications, sugirió que estos dos grandes cañones lunares fueron excavados en menos de 10 minutos por los escombros expulsados violentamente tras el impacto de un asteroide o cometa en la superficie lunar hace 4.000 millones de años.
Una potente energía para crear los cañones
Esta colisión, que terminó por crear a la cuenca de Schrödinger, se produjo en un período de agitación planetaria. Los científicos llegaron a estos resultados, luego de determinar la velocidad y la dirección de los restos arrojados, a partir de los mapas generados con las fotografías obtenidas por la sonda LRO de la NASA.
Los autores de la investigación estimaron que la velocidad a la que viajaron las ráfagas de rocas gigantes, denominadas como rayos de eyección, fue de 3.600 kilómetros por hora (km/h). También comentaron que la energía necesaria para formar los cañones lunares pudo haber sido 130 veces mayor que la energía existente en el actual inventario mundial de armas nucleares.
Los nuevos hallazgos tendrán relevancia para la misión Artemis de la NASA, puesto que se piensa que las zonas cercanas al polo sur lunar no están cubiertas por los escombros del impacto de Schrödinger, lo que resultará más fácil para los astronautas recolectar muestras geológicas de la época más temprana de la historia lunar.
David Kring, geólogo del Instituto Lunar y Planetario, indicó que estas rocas permitirán a los especialistas comprobar la hipótesis de que nuestro satélite se originó cuando un gran objeto chocó contra la Tierra y arrojó material fundido al espacio, así como la hipótesis de que la superficie lunar originalmente era un océano de magma.
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