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El ministro de Exteriores ruso acusa a Occidente de provocar “la degradación” de las relaciones económicas globales, que se transforman “en un arma”.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha arremetido este jueves contra las delegaciones occidentales presentes en la reunión de cancilleres del Grupo de los Veinte (G20) que se celebra en la capital de la India, Nueva Delhi, acusando a sus representantes de convertir el trabajo en “un circo“.
“Quisiera pedir disculpas a la presidencia india y a los colegas de los países del Sur global por el comportamiento indecoroso de varias delegaciones occidentales que convirtieron el trabajo sobre la agenda del G20 en un circo, intentado endosar la responsabilidad por sus fallos en política económica y otras, principalmente, sobre Rusia”, aseveró el jefe de la diplomacia rusa.
En este sentido, admitió que le resulta “curioso” que en esa dirección se esforzaran precisamente los representantes de los países que admitieron haber saboteado una resolución de la ONU sobre Ucrania de 2015 mienras llenaban a Kiev con armas para “una guerra contra Rusia”.
Relaciones económicas como “un arma”
Paralelamente, el canciller ruso enfatizó que las acciones de Occidente provocan “la degradación” a nivel global de las relaciones económicas, que —denunció— se transforman “en un arma“. En este contexto, Lavrov se refirió a los sabotajes en los gasoductos Nord Stream ocurridos en septiembre del año pasado. “Insistimos en una investigación justa y rápida de este acto de terrorismo con la participación de Rusia y otras partes interesadas”, remarcó.
Al abordar el tema de la seguridad energética y la transición verde, el ministro ruso acentuó que el desarrollo de las fuentes renovables debe llevarse a cabo sin imposición de “modelos costosos con caras tecnologías“, dado que un enfoque semejante va en detrimento de los planes nacionales de avance económico.
Una “barrera” frente a las sanciones
Por otra parte, Lavrov abogó por la creación de “una barrera” frente a las “sanciones ilegítimas“, así como contra cualquier intento de violar el libre comercio internacional, contra la manipulación de mercados y la introducción “arbitraria” de topes a los precios, como sucedió con el crudo ruso y productos derivados.
“Las causas de la crisis están en las acciones de Occidente, que cuando empezó la pandemia de covid-19 imprimió billones de dólares y de euros, comprando febrilmente las reservas de alimentos por todo el mundo”, destacó Lavrov.
En este sentido, denunció que, actualmente, la mayor parte del grano ucraniano, cuyo transporte se realiza bajo los acuerdos sellados el pasado verano en Turquía, se dirige a la Unión Europa a “precios de dumping” en vez de a los estados más pobres del planeta. Asimismo, reiteró que se siguen poniendo escollos “por todo el mundo” a las exportaciones de la producción agrícola rusa.
“Lotes de cargas donativas de fertilizantes rusos, en particular para África, todavía están bloqueados en los puertos de Europa. Occidente entierra la iniciativa humanitaria del secretario general de la ONU sin escrúpulos”, sintetizó.
Ante este panorama, Moscú intensifica y diversifica sus lazos con sus socios, como Turquía, así como con los países del BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la Unión Económica Euroasiática (UEE), países africanos, entre otros. Según Lavrov, Rusia aboga por formar sistemas de pago independientes, así como por aumentar la tasa de monedas nacionales en el intercambio comercial en el marco del BRICS, la OCS y la UEE.