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Los datos se desprenden del estudio de la Fundación ANAR, que el año pasado atendió a 748 niños y adolescentes que en el momento de la llamada estaban intentando acabar con su vida.
El número de casos de conducta suicida de menores de edad en España ha aumentado un 1.921,3 % entre los años 2012 y 2022, según los datos analizados en el Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y Adolescencia realizado por la Fundación ANAR.
Durante la última década, esta organización especializada en niños y adolescentes ha recibido casi 600.000 peticiones de ayuda a través de llamadas de teléfono y de conversaciones de chat.
En 2020, el último año del que hay datos oficiales, 314 menores se suicidaron. Ese mismo año, la Fundación ANAR atendió a 748 niños y adolescentes que en el momento de la llamada estaban intentando acabar con su vida y a 1.961 que ya estaban planificando su suicidio.
Casi 10.000 menores con conductas suicidas
En total, en estos 10 años se ha ayudado a casi 10.000 menores que expresaron conductas suicidas, de los que el 63 % se concentraron en los últimos tres años, lo que da una idea del fuerte impacto que tuvo la pandemia de coronavirus. La ideación suicida se han multiplicado por 23,7 y los intentos de suicidios por 25,9.
Así lo atestigua el informe, que recoge que la crisis sanitaria supuso “una ampliación de los riesgos psicosociales (aislamiento, maltrato intrafamiliar, hacinamiento, abuso de las tecnologías, barreras asistenciales a la salud mental, pobreza…) que influyen en las conductas suicidas de niños, niñas o adolescentes”.
Los principales problemas asociados a la motivación suicida son la violencia contra el menor (60,9 %) y la salud mental (27,4 %). Respecto a las violencias, entre las más frecuentes se encuentran el acoso, el ‘ciberbullying’ y otras dificultades en el ámbito escolar (21,4 %), el maltrato físico (14,7 %), el maltrato psicológico (10,4 %), la agresión sexual (7,2 %) y la violencia de género (3 %).
En el ámbito de la salud mental los grandes problemas asociados encontrados son las autolesiones (13,7 %), los problemas psicológicos (8,7 %) y los problemas de conducta (4,4 %). Sin embargo, en los últimos tres años solo el 44 % de los niños y adolescentes con conducta suicida ha recibido tratamiento psicológico.
El perfil: mujer, adolescente y migrante
El estudio ha identificado varios perfiles de menores con conducta suicida. El más frecuente es el de una mujer adolescente, de entre 13 y 17 años, proveniente de una familia migrante, con bajo rendimiento escolar, antecedentes de fuga y víctima de agresión sexual.
Entre los menores de 12 años la principal motivación es el acoso escolar, a pesar de presentar un rendimiento escolar alto. Entre los menores de 10 años el riesgo se incrementa al padecer alguna discapacidad, provenir de familias migrantes o ser parte del colectivo LGTBIQ.