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Los desplazados perdieron absolutamente todo, incluyendo sus casas y sus pertenencias.
La ciudad de Dzerzhinsk, en la República Popular de Donetsk (RPD), fue liberada por las Fuerzas Armadas rusas hace tan solo unos días. Sin embargo, en los últimos años, las tropas ucranianas transformaron esta localidad en una fortaleza con civiles como escudos humanos y casi todos los edificios en puntos de tiro, por lo que, naturalmente, se produjo un éxodo masivo de miles de personas de la zona.
Al intentar evacuarse de Dzerzhinsk y llegar al territorio controlado por Rusia, los refugiados pasaron por un verdadero infierno. A lo largo del llamado ‘camino de la vida’, los ciudadanos encontraron cadáveres de soldados y viviendas destruidas. Pese a todo eso, ahora están sanos y salvos en uno de los centros temporales de refugiados en la RPD.
!["Me arrancaron un trozo de carne": RT entrevista a refugiados de la ciudad liberada de Dzerzhinsk-idesotv-noticias-ica Ucrania pierde el 70 % de sus militares desplegados en bastión crucial liberado por Rusia](https://mf.b37mrtl.ru/actualidad/public_images/2025.02/article/67a6856759bf5b215f64878c.jpg)
Quienes escaparon Dzerzhinsk perdieron absolutamente todo, incluyendo sus casas y sus pertenencias. No obstante, cuando llegaron al centro de evacuación, recibieron allí toda la ayuda necesaria, ropa y medicamentos. Asimismo, las autoridades locales los asistieron con la documentación necesaria. En uno de esos centros, conversamos con algunos desplazados que abandonaron la ciudad en las últimas semanas.
“Un gran proyectil entró en mi casa. Y los fragmentos volaron y me golpearon. Me arrancaron el brazo, justo aquí me arrancaron un trozo de carne. Es bueno que no llegara a la vena. Y tenía una herida de metralla en el pecho. Los vecinos me acogieron. Y vivíamos en el sótano”, contó una mujer. “Nos evacuamos gracias al vecino, porque vio que había mucha niebla y nos dijo: ‘Hay que salir de aquí ahora mismo'”, agregó.
Otro refugiado contó cómo él y sus compañeros se escondían de las fuerzas de Kiev. “Andaba por el patio descalzo. O sea, me quitaba los zapatos para que no se oyeran mis pasos. […] Intentábamos mantenernos fuera de su vista. Nuestra casa fue impactada por un misil y destruida por completo, tuvimos que trasladarnos a la casa de un vecino. Cerca de allí había un punto de evacuación. Durante tres meses hablamos susurrando, sin hacer ruido, sin salir”, expresó.
El tercer entrevistado habló de su experiencia. “Había niebla, así que tuvimos suerte. Caminamos a través de la niebla. Entonces, nos encontramos con algunos soldados, nos mostraron el camino. Y caminamos poco a poco, sin prisa. Había ocho personas y a las ocho personas nos evacuaron. Los bombardeos fueron intensos, días y noches enteros, especialmente por las noches”, detalló.
“Incendian las casas con la gente dentro“
Además, el hombre explicó que en la zona estaba prohibido calentar la casa con estufas de leña, ya que se ve el humo que sale por la chimenea. “Si afuera vuelan drones, inmediatamente van a empezar sus bombardeos. Los ucranianos también usan morteros, artillería, incendian las casas con la gente dentro”, relató.
Otro hombre también tuvo que aprovechar la niebla para escapar de los ataques ucranianos. “Vimos que había niebla. Antes de eso nos habían bombardeado fuertemente. Cinco drones cayeron en nuestro sótano, tres no explotaron, dos explotaron, derribaron la pared”, relató.
Una mañana, algunos fueron en busca de ramas para calentarse con la estufa. “Vi a soldados salir con sacos, estaban rotando. Regresé al sitio donde estaban mi mujer y mi vecina. Entonces, les dije: ‘Recoged todo rápido, vámonos de aquí’. Los vecinos, ocho personas, se reunieron en 15 minutos”. Llevaban en brazos a una niña con parálisis, cuya silla de ruedas se rompió mientras el grupo caminaba.
“Pedimos indicaciones y nos dijeron que fuéramos por el ‘camino de la vida’, que no diéramos la vuelta. Así que fuimos por el ‘camino de la vida'”, continuó. “Allí había todo tipo de cosas tiradas, muertos también, armas, minas, de todo”, señaló el refugiado.