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La mujer, que ahora tiene 51 años, habló sobre el tiempo que perdió y las consecuencias de un “desequilibrio de poder” que la llevaron a ser “ridiculizada en el ámbito mundial”.
Monica Lewinsky, la exbecaria de la Casa Blanca que estuvo en el centro de uno de los escándalos políticos más controvertidos de la historia de EE.UU. por su ‘affaire’ con el expresidente Bill Clinton, habló sobre su camino para “recuperar” su historia y su voz después del episodio que definió gran parte de su vida.
“Las consecuencias fueron simplemente a ninguna parte, ya sabes, yo perdí mi futuro […] tuve la suerte de aferrarme a una hebra de mi verdadero yo, pero perdí mi futuro. Por eso estoy tan agradecida por cómo mi vida ha cambiado en los últimos 10 años”, dijo el martes en el podcast ‘Call her Daddy’.
La mujer, que ahora tiene 51 años, habló sobre el tiempo que perdió y las consecuencias de un “desequilibrio de poder” que la llevaron a ser “ridiculizada en el ámbito mundial”.
Durante el programa, Lewinsky aseguró que el exmandatario debía haber renunciado luego de que el Congreso votó para destituirlo por mentir sobre su romance con la chica de 22 años.
“Creo que la forma correcta de manejar una situación como esa habría sido probablemente decir que no era asunto de nadie y renunciar o encontrar una forma de permanecer en el cargo que no fuera mentir y no echar por la borda a una persona joven que recién empezaba en el mundo”, agregó.
“Muy pronto me pintaron como una acosadora, mentalmente inestable y no lo suficientemente atractiva”, comentó, pensando en sus “errores” y cómo estos han generado una visión negativa tanto de ella como de otras mujeres.
Daños colaterales
“Hubo tanto daño colateral para las mujeres de mi generación al ver a una joven ser ridiculizada en el escenario mundial, destrozada por mi sexualidad, por mis errores, por mi todo”, agregó.
Además, habló sobre el profundo efecto, no sólo en el período inmediato posterior sino también en los años siguientes, que tuvo en su vida el escándalo sexual con el presidente.
Lewinsky y Clinton mantuvieron una relación íntima en la década de 1990 que salió a la luz pública y condujo al posterior juicio político del mandatario, del que más adelante fue absuelto.
Mientras, la becaria de ese entonces fue blanco de la atención mediática y objeto de críticas y burlas por parte de la sociedad. Sin embargo, con el paso de los años se convirtió en una activista y defensora de los derechos civiles, especialmente en lo que respecta al acoso y la humillación pública.
