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El 60° aniversario del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) sirvió este mes para la realización de un seminario internacional en el que se trataron varios temas y uno de ellos, abordado en la conferencia inaugural magistral, versó sobre “el futuro del neoliberalismo”.
El expositor fue uno de los economistas más reconocidos de la región latinoamericana, José Antonio Ocampo, de la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Columbia (EE.UU.), y el primer ministro de Hacienda y Crédito Público del actual Gobierno de Gustavo Petro en Colombia.
En su presentación, titulada ‘La crisis latinoamericana exige una nueva agenda de desarrollo’, Ocampo trazó una línea sobre los resultados económicos de las reformas de mercado, iniciadas en América Latina a finales del siglo XX.
Con esta panorámica, más de tres décadas después de su implementación, RT le preguntó posteriormente a José Antonio Ocampo sobre su veredicto acerca del modelo desregulador y su respuesta fue tajante: “No al neoliberalismo”.
“Tenemos un balance que, sin duda y sobre todo en temas de crecimiento, es negativo. Estamos creciendo menos de la mitad que lo que crecimos en el período de industrialización”, manifestó el exministro colombiano en el evento.
Para ejemplificarlo mostró datos que reflejan “crecimiento lento e inestable”, “desindustrialización prematura en casi todos los países latinoamericanos”, mayor inestabilidad y aumento en participación de exportaciones de productos básicos.
Por lo tanto, estimó que aquella “recomendación de los grandes defensores de las reformas del Consenso de Washington de que integrarnos a la economía mundial nos iba a dar un mayor crecimiento económico, no ha resultado ser cierto“.
Mencionó “pocos casos exitosos” como Chile, Costa Rica y República Dominicana en los 90, así como Perú y Panamá en los 2000. “El mayor éxito, con algunas excepciones: es la reducción estable de la inflación“, señaló.
“No nos ha ido mal en términos de integración a la economía mundial, en términos de resultados internos han sido bastante negativos”, añadió Ocampo, quien lo calificó como “la gran paradoja de las reformas de mercado”.
¿Más Estado?
En su exposición, acuñó el término “dividendo democrático” como contraparte a la política que empezaba a instalarse en la región en los 80, con el auge de políticas más neoliberales y menos intervencionistas.
“Los gobiernos democráticos no le obedecieron al Banco Mundial que decía que no podíamos aumentar el gasto público y comenzaron a aumentar en forma generalizada y sobre todo el gasto público social”, explicó Ocampo al resaltar logros como reducción de la pobreza y más inclusión.
Cuestionado por este medio, el profesor universitario indica que “América Latina fue quizás el caso más notorio de aplicación de este modelo” promercado, pero en los últimos tiempos la tendencia ha cambiado, obligado en algunos casos por coyunturas internacionales.
“Un cambio notable en los últimos años ha sido el retorno de las políticas industriales en muchos países, que significa un abandono al menos parcial del modelo neoliberal, es decir, en la confianza en que las fuerzas del mercado ayudan a asignar eficientemente los recursos”, afirma.
Ocampo, quien estuvo en la cartera de Hacienda y Crédito Público de Colombia de agosto de 2022 a abril de 2023, resaltó también el factor de la crisis climática, una de las principales obsesiones de la gestión de Petro.
“La lucha contra el cambio climático también está generando múltiples intervenciones estatales en el aparato económico”, apunta.
La “excepción”
En este panorama latinoamericano, que tiende a ser variopinto, no pasa desapercibido el caso libertario que lidera Javier Milei en la Argentina, una de las principales economías de la zona.
“El modelo de Milei es, en efecto, un ejemplo extremo, incluso más extremo que el neoliberalismo inicial de Chile“, expresa Ocampo, quien también fue ministro de Hacienda bajo la gestión de Ernesto Samper (1994-1998).
Durante su discurso en la sede del IEP, en Lima, alertó que el Mercado Común del Sur (Mercosur) “puede desaparecer” precisamente por la tensión que Milei sostiene con su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. “La integración regional sería mejor, pero políticamente es un desastre”, lamentó.
El especialista aclara que la irrupción del anarcocapitalista es una “respuesta al desorden económico argentino de los últimos años”, pero lo considera una infrecuencia en la región.
“Es una excepción. No veo otros ejemplos similares. Veo más bien más intervencionismo estatal, pero en general débil en términos de pensar la estructura productiva de los países”, añade.
El caso colombiano
Una de las naciones que descartó las acciones clásicas del neoliberalismo es Colombia, donde Ocampo estuvo al mando de la política macroeconómica en el período embrionario del gabinete de Petro.
Esa época en la que el mandatario alcanzó un acuerdo nacional con fuerzas opositoras, dándole un cariz más centrista a su Ejecutivo. Con el pacto ya quebrado, el exfuncionario observa con preocupación la actualidad.
“Lo más grave es la polarización política, incluso inducida por el propio presidente Petro. Ese es un cambio significativo en contraste con el acuerdo con un conjunto amplio de partidos políticos durante el período en el cual participé en el Gobierno”, dice.
En ese sentido, advierte que “se ha deteriorado la situación fiscal y los niveles de inversión siguen siendo muy bajos”. Sin embargo, “hay una ligera reactivación económica y reducción de la inflación“, matiza.
Entretanto, el crecimiento económico en la región “se mantendrá bajo en 2024, a una tasa promedio del 1,8 %”, mientras que el próximo año se espera un alza del 2,3 %, según el nuevo informe anual de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
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