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Muchos habitantes han recibido las declaraciones del futuro mandatario estadounidense con inquietud.
La inesperada visita de Donald Trump Jr. a Nuuk, la capital groenlandesa, esta semana ha generado un debate sobre la soberanía de la isla y su lugar en el escenario internacional. Trump Jr. aterrizó en la ciudad para una breve estancia de cinco horas, pocos días después de que su padre, Donald Trump, el próximo presidente de los EE.UU., expresara su interés en comprar Groenlandia, una propuesta que ha causado preocupación tanto entre los habitantes de este territorio como en el Gobierno danés.
Groenlandia, la isla más grande del mundo, es parte del Reino de Dinamarca, aunque goza de autonomía en la mayoría de los asuntos internos. De acuerdo con un reporte de Financial Times, la declaración de Trump, acompañada de insinuaciones de que podría considerar el uso de la fuerza militar, ha colocado a sus 57.000 residentes en el centro de una tormenta geopolítica.
En Nuuk, muchos habitantes han recibido las declaraciones del futuro mandatario estadounidense con inquietud. “Para algunos fue aterrador“, ya que nadie quiere que su tierra sea tratada como un simple acuerdo inmobiliario, comentó Kuupik Kleist, ex primer ministro de Groenlandia. “No solo vas y compras un país o a su gente”, agregó.
“Ahora Dinamarca tendrá que escuchar”
A pesar de las críticas, algunos ven un aspecto positivo en la atención mediática que Trump ha dirigido hacia Groenlandia. “Ahora Dinamarca tendrá que escuchar”, señaló Bolette Nielsen, una consultora minera, al destacar que las tensiones han reavivado el debate sobre una mayor autonomía para la isla. “Nadie aquí quiere ser parte de los Estados Unidos, pero quieren más influencia sobre las cosas”, afirmó.
Desde hace décadas, Groenlandia ha buscado mayor autogobierno, aunque aún depende de Dinamarca para cuestiones clave como la política exterior, la defensa y un 53 % de su presupuesto anual. La posibilidad de independencia es un tema recurrente, pero las limitaciones económicas y la falta de un plan claro siguen siendo obstáculos.
La pesca representa el 90 % de las exportaciones de Groenlandia, y la industria es el segundo mayor empleador después del Estado. Otros sectores, como la minería, ofrecen potencial, pero su desarrollo se ha visto frenado por desafíos logísticos y regulatorios.
Groenlandia, en el centro de este “gran juego”
El cambio climático también complica el panorama. Si bien está abriendo nuevas rutas marítimas en el Ártico, también afecta negativamente a la pesca. Además, esta apertura intensifica la competencia entre potencias globales como EE.UU., Rusia y China, situando a Groenlandia en el centro de este “gran juego”, según Ulrich, jefe de una planta procesadora de pescado.
Trump ha justificado su interés en Groenlandia por razones de seguridad nacional, señalando la importancia estratégica de la isla, que alberga una base militar estadounidense. Sin embargo, los groenlandeses que aspiran a la independencia creen que los acuerdos de defensa y comercio podrían gestionarse con múltiples socios internacionales, sin la necesidad de comprometer su soberanía.
La breve visita de Trump Jr. fue polémica y dejó huella. Según Jørgen Boassen, un groenlandés simpatizante de Trump, el viaje hasta Groenlandia sirvió “para mostrarle a Rusia y China que Trump está aquí”.