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Uno de los militares entrevistados dijo al diario que modificaron sus reglas de combate porque pensaron que se enfrentaban a una amenaza existencial.
Horas después del ataque de Hamás a Israel del 7 de octubre de 2023, los comandantes de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dieron permiso de intensificar los bombardeos en un nivel nunca antes visto. Según un informe de The New York Times, para el que se entrevistaron a más de 100 militares israelíes, las FDI tuvieron luz verde para efectuar ataques incluso si el coste de vidas de civiles era alto.
De acuerdo con el diario, en conflictos anteriores con Hamás, Israel aprobaba los ataques contra objetivos enemigos solo después de que se comprobara que no habría civiles afectados. Ocasionalmente, los oficiales tenían permiso para matar hasta 5 civiles y en casos muy específicos el número se elevaba a 10. Sin embargo, después del 7 de octubre, el limite se elevó hasta 20, aunque el número real de muertos era mayor.
Esto significaba que las FDI tenían libertad de atacar objetivos con menor importancia militar con un coste civil potencialmente alto. Por ejemplo, estaba permitido atacar a militantes rasos mientras estaban en casa rodeados de familiares y vecinos, en lugar de cuando estaban solos, como se acostumbraba.
30.000 municiones en 7 semanas
Uno de los entrevistados dijo al NYT que Israel modificó sus reglas de combate porque pensó que se enfrentaban a una amenaza existencial. Esto llevó a que se dispararan más de 30.000 municiones contra Gaza durante las primeras 7 semanas del conflicto, más que en los siguientes 8 meses juntos, según las estimaciones del rotativo.
Algunos de los ataques contra Hamás fueron aprobados por altos comandantes israelíes, aun sabiendo que se ponían en peligro a más de 100 no combatientes. Además, el NYT señala que los ataques fueron avanzando a tal ritmo que se dificultó confirmar si estaban dando con objetivos legítimos. Esto provocó que en apenas unos días la base de datos de los objetivos revisados antes del 7 de octubre se agotara y recurrieran a un sistema no probado de inteligencia artificial para encontrar otros.
Adicionalmente, emplearon un modelo estadístico rudimentario para evaluar el riesgo de daños civiles. Algunas veces lanzaron ataques horas después de que se hubiera localizado el objetivo por última vez, aumentando las posibilidades de cometer errores.
También utilizaron bombas de gran impacto en ataques en los que pudieron disparar armas más precisas, y redujeron significativamente los llamados disparos de emergencia que daban tiempo a la población a resguardarse.
Desde el comienzo de la guerra en la Franja de Gaza, el número de bajas en la parte palestina ha superado los 45.000, incluidos 17.500 niños. Además, casi 108.000 personas han resultado heridas.