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Fue encarcelado en Irlanda por no cumplir la orden judicial que le impedía acercarse a la escuela.
El profesor cristiano evangélico Enoch Burke fue enviado por tercera vez a la cárcel en Irlanda. Su detención obedeció a que no cumplió la orden judicial que le impedía acercarse al centro educativo del que fue despedido tras la polémica generada por negarse a reconocer la identidad de género de un estudiante trans.
Burke fue apresado el pasado lunes y llevado ante el Tribunal Superior de Dublín (Irlanda), que aseguró que había “pruebas concluyentes” de que había violado la orden judicial de no acercarse al Wilson’s Hospital School del condado de Westmeath, en Leinster. El juez a cargo del caso reveló que el docente había asistido al lugar en múltiples ocasiones desde el 22 de agosto pasado, por lo que lo envió a la prisión de Mountjoy. Además, fijó el 11 de octubre próximo como fecha de revisión del caso.
Durante la audiencia, Burke acusó al tribunal de negarle sus derechos religiosos, incluyendo su creencia sobre la existencia únicamente de los géneros masculino y femenino. “Esto es una burla a la justicia“, se quejó.
Violación de derechos
Consultado por los medios en la puerta de la escuela sobre por qué consideraba que su despido no era válido, explicó que no había finalizado el procedimiento de apelación y agregó que aún le estaban pagando, por lo que había ido a cumplir con su “deber” de enseñar.
Respecto a los motivos por los que no respetaba la preferencia de género de su alumno, aseguró que enseña “a todos los que están” frente a él, pero aseguró: “Cuando me ordenan, cuando me dicen que ya no puedo tener mi creencia religiosa, cuando me dicen que tengo que profesar mi creencia en el transgenerismo, en lugar de mi simple creencia, que es hombre y mujer, eso es simplemente una violación de mis derechos“.
El conflicto surgió cuando se opuso de manera pública al pedido de la institución de dirigirse a un alumno transgénero con un nuevo nombre y utilizar el pronombre ‘they’ (‘ellos’ o ‘ellas’) en lugar de ‘he’ (‘él’).
Esta situación le valió su suspensión temporal en agosto de 2022. Sin embargo, en lugar de quedarse en su casa a la espera de que concluyera el procedimiento disciplinario, siguió acudiendo a la escuela. Su continua desobediencia terminó con su detención al mes siguiente. “Estoy aquí hoy porque no llamaría niña a un niño”, declaró entonces, insistiendo en que hacerlo era “una violación” de su conciencia.
Durante las audiencias judiciales también afirmó que la verdad sobre el caso estaba “pisoteada”, pero que “la verdad volverá a surgir”.
A Burke lo liberaron antes de la Navidad de 2022 y después de las vacaciones asistió todos los días a la escuela, desde el comienzo del año escolar 2023-2024. Según la junta escolar, su presencia causó “graves perturbaciones para el personal y los estudiantes”.
Ante esta situación, el Tribunal Superior le impuso una multa diaria de 700 euros (unos 754 dólares) y un juez dictaminó en septiembre que debía regresar a la cárcel “indefinidamente”. Fue liberado en junio de este año, aunque el tribunal le advirtió que la restricción de acercarse a la escuela seguía vigente.