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El plan pretende reducir los 3.300 foráneos que se encuentran en prisión preventiva tras haber sido acusados, pero no condenados.
Carteristas, ladrones y narcotraficantes extranjeros serán deportados del Reino Unido, en lugar de ser procesados, como parte del plan del ministro de Justicia, Alex Chalk, para liberar espacio en las cárceles del país.
En declaraciones a The Telegraph, Chalk dijo que los delincuentes extranjeros de menor nivel no irán a la cárcel, recibiendo en su lugar “advertencias condicionales” bajo las que serán expulsados del país sin opción a regresar al Reino Unido.
Chris Philp, ministro de Estado para la Delincuencia, Policía y Bomberos, es el encargado de ejecutar el plan de deportación, que pretende reducir los 3.300 extranjeros que se encuentran en prisión preventiva en calidad de acusados, pero que aún no han sido condenados. Se trata de cerca de un tercio de los 10.441 extranjeros encarcelados en Inglaterra y Gales, de un total de 88.000 presos.
“Existen algunos casos en los que es absolutamente correcto que se quiera pasar por el proceso de justicia penal para garantizar que esa persona sea castigada adecuadamente”, admitió Chalk.
Mientras, el funcionario señaló que ya se ha puesto en contacto con autoridades de Polonia y Rumanía para establecer un acuerdo similar al que el Reino Unido firmó con Albania el pasado julio, en virtud del cual el estado balcánico acordó comenzar a recibir a algunos de sus compatriotas detenidos por la Justicia británica.
Chalk reveló que el coste para los contribuyentes de mantener cada delincuente extranjero ronda unos 50.000 dólares al año por cada persona, lo que le causó una “gran frustración” que lo llevó a impulsar los planes de deportación.