Cinco de las seis universidades de la Franja de Gaza están total o parcialmente destruidas por los bombardeos israelíes, de acuerdo al Monitor Euromediterráneo de Derechos Humanos (DD.HH.).
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En este sentido, dicha plataforma recalcó que el proceso educativo está paralizado, mientras que esto confirma la eliminación de “los últimos rostros de la vida en la Franja de Gaza” por el genocidio israelí.
Asimismo, el observatorio indicó que los centros educativos de Al-Aqsa, Al-Isra, Al-Azhar, la Universidad Abierta de Al-Quds, y la Islámica de Gaza están completamente devastadas.
Al respecto, notificaron que tres presidentes universitarios fueron asesinados en redadas israelíes, junto con más de 95 decanos y profesores, así como 68 personalidades académicas y profesionales.
Por otra parte, los datos presentados indican que cerca de 88.000 alumnos están privados de continuar su educación titulada, y otros 555 no pudieron inscribirse en becas en el extranjero.
Al tiempo que el ente estima que las pérdidas materiales por destrucción de los colegios para altos estudios superaron 200 millones de dólares, declaró que el ataque contra edificios dedicados a fines educativos, artísticos, científicos y religiosos y monumentos históricos constituyen graves violaciones y crímenes de guerra.
La educación es solo una arista del conflicto entre Israel y Palestina. En este sentido, el 7 de febrero el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertaba que “los niños y sus familias son atacados en aquellos lugares que deberían ser los más seguros para ellos, esto es, sus hogares, refugios, hospitales y lugares de culto. Tres cuartos de los edificios escolares de la Franja de Gaza han sufrido daños o quedado destruidos. Los hospitales funcionan sin combustible para las incubadoras y otros equipos de emergencia”.
Asimismo, confirman que “las personas ya no disponen de acceso a agua limpia, inodoros y lavabos, y los niños desplazados y sus familias no pueden mantener los niveles de higiene necesarios para prevenir enfermedades”, mientras “los suministros de alimentos nutritivos prácticamente se han agotado y, para muchas familias de Gaza, la amenaza de morir de hambre ya es real”.
