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Los ecologistas advierten de que los vehículos que no se eliminen debidamente pueden contaminar suelos y aguas subterráneas.
El paso de la DANA, que arrasó municipios enteros en Valencia, en el este de España, se llevó por delante decenas de miles de coches, que han quedado amontonados en el lodo y varados en las calles.
El Consorcio de Compensación de Seguros registró este viernes un total de 83.437 solicitudes de indemnización por autos que sufrieron daños y quedaron inservibles. Según las proyecciones oficiales, la cifra podría llegar a los 100.000 vehículos a medida que se abran más expedientes.
La evaluación preliminar sobre el terreno estimó que en la mayoría de los casos se trata de siniestro total, que no amerita reparación, lo que supone una enorme cantidad de vehículos por eliminar debidamente en los centros especializados. El problema es que no pueden procesar tantos coches.
“Estamos hablando de, aproximadamente, una quinta parte de la gestión anual. El desafío logístico es enorme”, comenta Fernando Follos, consultor de empresas gestoras de residuos, a El Diario, precisando que en 2023 los centros autorizados de tratamiento gestionaron 533.597 vehículos.
Entretanto, los coches destruidos por la DANA se acumulan en vertederos improvisados, solares y descampados facilitados por las autoridades locales a modo de solución temporal del problema, a la espera de que se programen sus traslados a los centros especializados.
En su mayoría, los vehículos, convertidos en chatarra, contienen sustancias tóxicas como aceites, combustible, refrigerante del radiador y otros líquidos, y representan un riesgo para el ecosistema local, ya que los contaminantes pueden filtrarse en el suelo y llegar a las aguas subterráneas. “Son muchísimos coches. De ahí la magnitud del problema”, explicó al citado medio Carlos Arribas, responsable de residuos en Ecologistas en Acción.